Las escuelas en Sudáfrica se encontraban cerradas debido a la segunda ola de contagios de COVID-19, cuyos máximos epidémicos se consideran ya superados.
Sudáfrica reabrió este lunes sus escuelas y una veintena de concurridas fronteras terrestres que llevaban cerradas casi un mes como medida para combatir la segunda ola de contagios de COVID-19, cuyos máximos epidémicos se consideran ya superados.
Los centros educativos sudafricanos inician hoy oficialmente el curso escolar 2021 -si bien algunos colegios privados y jardines de infancia del país estaban abiertos desde antes-, tras el retraso ordenado por el Gobierno durante las vacaciones del verano austral, cuando el país alcanzó su nivel más alto de infecciones.
"Continuaremos manteniendo el delicado equilibrio entre la salud y la seguridad en nuestras escuelas, por un lado; y por el otro, lidiaremos con los huecos en el currículum (educativo) identificados durante el año académico 2020", prometió este domingo la ministra de Educación Básica, Angie Motshekga, al informar sobre los preparativos de la vuelta a clase.
Medidas de bioseguridad
Los estudiantes sudafricanos seguirán así un calendario adaptado a este retraso inicial y, en las clases, se observarán las medidas de higiene ya aplicadas el año pasado, un curso que estuvo plagado de interrupciones por culpa de la COVID-19.
La interrupción de la educación puso en evidencia las limitaciones y enormes desigualdades del sistema educativo sudafricano.
"Los estudiantes de las comunidades más pobres se han quedado sin educación durante los extensos cierres de las escuelas en un país en el que solo el 10 % de los hogares tiene una conexión a internet", recordó este lunes Amnistía Internacional (AI), al publicar un informe sobre el estado de la educación y los efectos de la pandemia en Sudáfrica.
Según recordó esta organización pro derechos humanos, "la histórica falta de inversión y el fracaso del Gobierno al abordar las desigualdades" preexistentes resultaron, por ejemplo, en que muchas escuelas "no tenían agua corriente o inodoros apropiados, mientras se lidiaba con clases abarrotadas".
"La experiencia educativa de un niño en Sudáfrica aún depende de dónde nazcan, cómo de ricos son y el color de su piel. La pandemia de COVID-19 ha hecho aún peor un sistema roto y desigual", lamentó directora ejecutiva de AI para Sudáfrica, Shenilla Mohamed.
Reabren fronteras
En paralelo a la vuelta a las clases se reabrieron una veintena de fronteras terrestres que permanecían cerradas desde el pasado 11 de febrero.
Su clausura se había decidido por la tremenda congestión registrada durante el periodo navideño, lo que hacía imposible mantener las medidas de seguridad sanitaria, y la constatación de que muchos viajeros entraban al país desde las naciones vecinas con certificados falsificados de los obligatorios test PCR negativos.
La reapertura de las fronteras la encabezó el ministro de Interior, Aaron Motsoaledi, con una visita al puesto fronterizo de Lebombo, puerta de entrada desde Mozambique y uno de los que registran habitualmente más afluencia en todo el país.
Sudáfrica, que aún no ha podido empezar la vacunación, es el país de África más golpeado por la COVID-19, con casi 1,5 millones de contagios y 50.000 muertes hasta la fecha.
La reciente segunda ola del coronavirus estuvo marcada por el descubrimiento de una nueva variante del coronavirus (501Y.V2), que resulta más contagiosa y que se ha demostrado más resistente a las vacunas desarrolladas hasta ahora.
(Con información de EFE)
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