Funcionarios de Estados Unidos en Cuba y sus familiares sufrieron, a lo largo de dos años, una serie de misteriosos males, que fueron desde vértigo hasta ansiedad e irritabilidad. Si bien no se han dado explicaciones formales sobre los motivos, un nuevo estudio da luces sobre los efectos.
Los cerebros de una cuarentena de diplomáticos de Estados Unidos víctimas de fenómenos misteriosos en Cuba muestran diferencias respecto a los de un grupo de control, afirmaron investigadores que analizaron sus casos a petición de Washington. El estudio, publicado en la revista de la Asociación Estadounidense de Medicina (JAMA) y liderado por profesores de la Universidad de Pensilvania, no llega a conclusiones definitivas sobre qué provocó los síntomas sufridos por los diplomáticos entre finales de 2016 y mayo de 2018.
Sin embargo, los investigadores confirman que "algo le pasó a los cerebros de esa gente", explicó a la agencia AFP Ragini Verma, profesora de radiología de la Universidad de Pensilvania y coautora del estudio. "Todo lo que puedo decir es que hay una verdad que descubrir", explicó Verma, que añadió: "Cualquier cosa que pasara no fue debido a una afección preexistente, lo analizamos".
El caso
Entre finales de 2016 y mayo de 2018, diplomáticos enviados por Washington a La Habana y sus familiares sufrieron varios males, como falta de equilibrio y coordinación, vértigo, así como ansiedad, irritabilidad y lo que las víctimas llamaron "niebla cognitiva". Estados Unidos envió de vuelta a casa a la mayoría de su personal diplomático destinado a La Habana en septiembre de 2017. Algunos de ellos están curados y vuelven a trabajar, mientras que otros están en rehabilitación, según Verma.
Washington no ha dado explicaciones públicas sobre este fenómeno, ni ha confirmado ni desmentido si se debió a un ataque con algún tipo de arma acústica, como medios estadounidenses han dicho sin presentar pruebas. Cuba siempre ha negado cualquier responsabilidad en el caso, que también afectó a 14 diplomáticos canadienses. Ottawa repatrió en enero de este año a la mayoría de su personal destinado a la isla. A petición del Departamento de Estado estadounidense, el centro de traumatismos cerebrales de la Universidad de Pensilvania examinó a 44 diplomáticos y varios familiares desde mitades de 2017 mediante resonancias magnéticas.
Cuba rechaza el estudio
Los investigadores compararon los resultados con los de 48 personas de dos grupos de control. La diferencias encontradas son estadísticamente significativas en la materia blanca del cerebro, así como en el cerebelo, encargado de controlar los movimientos. Verma insistió en la importancia de seguir la evolución de los diplomáticos y sus familiares para controlar la evolución de los cambios en sus cerebros.
Cuba descalificó el estudio. "No permite llegar a conclusiones científicas claras finales", dijo en rueda de prensa el director del estatal Centro de Neurociencias de Cuba, Mitchell Valdés-Sosa. El estudio "no demuestra, contrario a lo que se ha especulado, y lo que se plantea en el artículo anterior (de JAMA, publicado en marzo de 2018), que se había producido un daño cerebral en un grupo de diplomáticos durante su estancia en Cuba", añadió Valdés-Sosa.
Por su parte, la vicedirectora de Estados Unidos de la cancillería cubana, Johana Tablada, destacó que hasta la fecha "no existe evidencia alguna de ningún tipo de ataque" contra los diplomáticos estadounidenses y pidió a Washington dejar de usar ese término de forma "irresponsable".Asimismo, solicitó a la Casa Blanca que "ponga fin a la manipulación y utilización de este tema como pretexto para imponer nuevas medidas cada vez más leoninas de agresión" contra su país. AFP
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