La basura que llegó hasta Filipinas provocó un conflicto, apodado ‘la guerra de la basura’ en el que el presidente del país asiático, Rodrigo Duterte, amenazó duramente al país norteamericano.
Los contenedores de basura de Canadá que llegaron a Filipinas hace seis años serán enviados de vuelta a su país de origen el próximo jueves, confirmó este martes el Departamento de Exteriores del país asiático. La decisión pondrá fin al conflicto diplomático entre los dos países por el asunto que ocurrió en los últimos meses, en los cuales se dio incluso una amenaza de guerra.
"Todos los contenedores de basura han sido limpiados y fumigados para su traslado. Estamos esperando un par de documentos de rutina de China, donde se hará el transbordo de la mercancía", informó en su cuenta de Twitter el secretario filipino de Asuntos Exteriores, Teodoro Locsin. La fecha del 30 de mayo se adelanta un mes al plazo al que se había comprometido Canadá, que la semana pasada accedió a llevarse la basura para finales de junio, después de muchas presiones y de que Rodrigo Duterte llegara a amenazar con declarar la guerra al país norteamericano.
Así fue el conflicto
El pasado 16 de mayo, Filipinas llamó a consultas a su embajador y cónsules en Canadá, un día después de que expirara el primer plazo que habían dado al país norteamericano para sacar la basura, y el domingo prohibió los viajes oficiales de altos cargos a su territorio. "Si Canadá no acepta la basura, la arrojaremos dentro de sus aguas territoriales, es decir, dentro de las doce millas náuticas de mar desde cualquiera de las costas del país", amenazó el portavoz presidencial, Salvador Panelo, el pasado miércoles.
Un día después de esa amenaza, la ministra canadiense de Medio Ambiente, Catherine McKenna, anunció que habían contratado a la empresa Bollore Logistics para extraer de los puertos filipinos 69 contenedores, un total de 2.000 toneladas de basura, que habían sido exportados al país entre 2013 y 2014. La “guerra de la basura” ha motivado desde entonces varias protestas diplomáticas por parte de Filipinas, pero el Ejecutivo canadiense se negó en su momento a actuar alegando que el envío de basura fue "una transacción privada", y no avalada por el Gobierno, de la firma Chronic Plastics.
En 2013, las autoridades aduaneras de Filipinas confiscaron un centenar de contenedores de desechos procedentes de Canadá que, al no ser reclamados por nadie, permanecen pudriéndose en los puertos desde entonces. Alrededor de una veintena de esos contenedores fueron trasladados al vertedero de Tarlac, al norte de Filipinas, ya que la mayor parte de los desechos no eran reciclables, pese a llegar catalogados como tales.
En las últimas semanas también se han encontrado en los puertos filipinos contenedores de basura procedentes de Australia y Hong Kong, países a los que el Ejecutivo filipino ya ha pedido que se ocupen de la recogida de sus residuos. EFE
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