Las autoridades no han decidido qué hacer con las instalaciones que ahora se han convertido en elefantes blancos.
Río de Janeiro invirtió cerca de 4.600 millones de dólares para ser sede de los Juegos Olímpicos de 2016. Sin embargo, seis meses después de la clausura de este evento deportivo, el abandono de sus instalaciones es evidente y las autoridades no toman cartas en el asunto.
Lugares como la piscina olímpica de Río donde Michael Phelps se despidió o el mismo Maracaná donde Brasil logró la gloria, han quedado olvidados. Imágenes compartidas por The Huffington Post, muestran el estado actual de estas estructuras.
No deciden qué hacer. Muchos de los materiales que decoraban estas sedes olímpicas fueron robados, debido a la falta de seguridad. Pero la seguridad no es el único factor que ha contribuido a esta situación, pues no se les ha brindado el mantenimiento necesario a estos espacios.
Las autoridades aún no determinan qué hacer con estos espacios. Un buen ejemplo son los bulevares del Parque Olímpico, espacio con más de un millón de metros cuadrados que es actualmente gestionado por el Ministerio de Deportes y que no tiene utilidad decidida.
El estado de las sedes solo refuerza los argumentos que los detractores de Río 2016 tenían al protestar en contra de invertir millones en escenarios que solo serían utilizados por semanas. Pero la situación no es ajena los Juegos Olímpicos, sedes anteriores como Atenas o Pekín también han dejado decenas de lugares olímpicos abandonados.
Comparte esta noticia