Mundo se mantiene expectante a lo que pueda suceder el 2010 en México, nación anfitriona del próximo cónclave climático, pese a decepción de Copenhague por no alcanzar acuerdos vinculantes.
Pese a que buena parte del mundo considera un "fracaso" la cumbre sobre cambio climático celebrada en Copenhague, también la mayoría se muestra optimista sobre las posibilidades de alcanzar un acuerdo vinculante en la cita del próximo año en México.
La conferencia de Copenhague que concluyó el sábado con un acuerdo político entre EE.UU., China, India, Brasil, Sudáfrica y otros países, incluye la intención de limitar a dos grados centígrados el aumento de la temperatura planetaria, reducir las emisiones de gases contaminantes y movilizar 30.000 millones de dólares entre 2010 y 2012 para los países más vulnerables al cambio climático.
No obstante, el texto final únicamente señala que esta financiación provendrá de fuentes privadas y públicas, sin especificar cuánto aportará cada país. Además, no menciona cifras concretas para la reducción de gases contaminantes.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, reconoció que los países "todavía no están unidos en la acción" contra el cambio climático, por lo que tendrán que trabajar mucho para hacer que el acuerdo parcial sea más amplio y acabe convirtiéndose en un tratado internacional legalmente vinculante.
Por su parte, la canciller alemana, Ángela Merkel, abogó por crear una Agencia de la ONU para el Clima, que controle los objetivos de reducción de emisiones y acoja bajo un techo el Programa de Medio Ambiente y la Secretaría sobre el Clima de las Naciones Unidas.
Entre tanto, el Foro Humanitario Global, presidido el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, afirmó que "varios países pequeños se sintieron marginados en el proceso".
El ministro británico del Medio Ambiente, David Miliband, culpó a China de haber impedido un acuerdo para reducir en un 50 por ciento las emisiones globales de CO2 de aquí a 2050.
El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, denunció que la cumbre de Copenhague fue "un paso atrás" y una "farsa antidemocrática", al tiempo que calificó de "incierto" el futuro de las próximas negociaciones.
En tanto, el presidente colombiano, Álvaro Uribe, opinó que el hecho de que el convenio de mínimos sobre el cambio climático no incluya sanciones crea dudas sobre su "sinceridad".
Sin embargo, su colega brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, defendió el pacto logrado en la cumbre del clima de las Naciones Unidas.
Añadió que tras la cumbre de Copenhague quedó un sentimiento de que los gobernantes "van a tener siempre entre sus prioridades" la cuestión de la lucha contra el cambio climático.
La conferencia de Copenhague que concluyó el sábado con un acuerdo político entre EE.UU., China, India, Brasil, Sudáfrica y otros países, incluye la intención de limitar a dos grados centígrados el aumento de la temperatura planetaria, reducir las emisiones de gases contaminantes y movilizar 30.000 millones de dólares entre 2010 y 2012 para los países más vulnerables al cambio climático.
No obstante, el texto final únicamente señala que esta financiación provendrá de fuentes privadas y públicas, sin especificar cuánto aportará cada país. Además, no menciona cifras concretas para la reducción de gases contaminantes.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, reconoció que los países "todavía no están unidos en la acción" contra el cambio climático, por lo que tendrán que trabajar mucho para hacer que el acuerdo parcial sea más amplio y acabe convirtiéndose en un tratado internacional legalmente vinculante.
Por su parte, la canciller alemana, Ángela Merkel, abogó por crear una Agencia de la ONU para el Clima, que controle los objetivos de reducción de emisiones y acoja bajo un techo el Programa de Medio Ambiente y la Secretaría sobre el Clima de las Naciones Unidas.
Entre tanto, el Foro Humanitario Global, presidido el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, afirmó que "varios países pequeños se sintieron marginados en el proceso".
El ministro británico del Medio Ambiente, David Miliband, culpó a China de haber impedido un acuerdo para reducir en un 50 por ciento las emisiones globales de CO2 de aquí a 2050.
El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, denunció que la cumbre de Copenhague fue "un paso atrás" y una "farsa antidemocrática", al tiempo que calificó de "incierto" el futuro de las próximas negociaciones.
En tanto, el presidente colombiano, Álvaro Uribe, opinó que el hecho de que el convenio de mínimos sobre el cambio climático no incluya sanciones crea dudas sobre su "sinceridad".
Sin embargo, su colega brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, defendió el pacto logrado en la cumbre del clima de las Naciones Unidas.
Añadió que tras la cumbre de Copenhague quedó un sentimiento de que los gobernantes "van a tener siempre entre sus prioridades" la cuestión de la lucha contra el cambio climático.
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