'También rezo por la gente que se ha llevado a Madeleine y por la gente que sabe lo que ha pasado', dijo la señora McCann en el Día de la Madre celebrado hoy en Reino Unido.
Kate McCann reza por la gente que se llevó a su hija Madeleine y dice que ha encontrado en Dios "la fortaleza interior" que le ha permitido a hacer frente a su desaparición y a la decisión de la policía portuguesa de convertirla en sospechosa.
En una entrevista a la BBC con motivo del Día de la Madre, que se celebra hoy en el Reino Unido, McCann explica que su fe religiosa, es católica, ha jugado un papel fundamental desde que su hija desapareció en mayo de 2007 durante unas vacaciones en Portugal.
"Ahora rezo por muchas cosas. Obviamente, siempre rezo por la familia y obviamente la mayoría de las oraciones se centran en Madeleine, pero también rezo por la gente que se ha llevado a Madeleine y por la gente que sabe lo que ha pasado", afirma.
"Rezo por la policía y los investigadores, por la gente que la está buscando, y rezó por todos aquellos niños que están desaparecidos o que son explotados de alguna manera", añade.
Pese a su tragedia familiar, Kate McCann se considera "afortunada" al tener "un gran respaldo de la gente, en particular de gente a la que ni siquiera conocemos".
"Hay muchas familias ahí fuera cuyos niños han desaparecido y sobre los que no se dice nada", agrega la madre de Madeleine.
Los padres de la niña, que tenía cuatro años cuando desapareció mientras dormía, cenaban en un restaurante de un complejo residencial de El Algarve y fueron declarados sospechosos de la desaparición de la menor por la policía portuguesa.
"El día que fui interrogada como sospechosa (en septiembre de 2007) fue muy raro, porque había estado muy baja de ánimo y sintiéndome muy débil y frágil, pero de repente me sentí realmente fuerte. Estaba enfadada, enfadada por el hecho de que esa gente no había estado buscando a Madeleine", señala.
En aquel momento, también acudió a su fe: "pensé que yo sabía la verdad y que Dios sabía la verdad y que nada más importaba. Y a partir de ahí me sentí realmente fuerte, con un fuerza interior".
No obstante, reconoce que de vez en cuando se enfada con Dios por haber permitido que la niña desapareciera y por no hacer nada por que aparezca, pero que entonces acude a la iglesia de su localidad -Rothley, centro de Inglaterra- para pensar con tranquilidad.
Para seguir viviendo, Kate McCann explica que tanto ella como su marido Gerry se han apoyado también en la crianza de sus otros dos hijos, Sean y Amelie, los gemelos que ahora tienen cinco años.
"Creo que en los años venideros podré decirles a Sean y a Amelie lo importantes que han sido en nuestra vida para que siguiéramos adelante y para poder pasar por todo esto", dice.
-EFE
En una entrevista a la BBC con motivo del Día de la Madre, que se celebra hoy en el Reino Unido, McCann explica que su fe religiosa, es católica, ha jugado un papel fundamental desde que su hija desapareció en mayo de 2007 durante unas vacaciones en Portugal.
"Ahora rezo por muchas cosas. Obviamente, siempre rezo por la familia y obviamente la mayoría de las oraciones se centran en Madeleine, pero también rezo por la gente que se ha llevado a Madeleine y por la gente que sabe lo que ha pasado", afirma.
"Rezo por la policía y los investigadores, por la gente que la está buscando, y rezó por todos aquellos niños que están desaparecidos o que son explotados de alguna manera", añade.
Pese a su tragedia familiar, Kate McCann se considera "afortunada" al tener "un gran respaldo de la gente, en particular de gente a la que ni siquiera conocemos".
"Hay muchas familias ahí fuera cuyos niños han desaparecido y sobre los que no se dice nada", agrega la madre de Madeleine.
Los padres de la niña, que tenía cuatro años cuando desapareció mientras dormía, cenaban en un restaurante de un complejo residencial de El Algarve y fueron declarados sospechosos de la desaparición de la menor por la policía portuguesa.
"El día que fui interrogada como sospechosa (en septiembre de 2007) fue muy raro, porque había estado muy baja de ánimo y sintiéndome muy débil y frágil, pero de repente me sentí realmente fuerte. Estaba enfadada, enfadada por el hecho de que esa gente no había estado buscando a Madeleine", señala.
En aquel momento, también acudió a su fe: "pensé que yo sabía la verdad y que Dios sabía la verdad y que nada más importaba. Y a partir de ahí me sentí realmente fuerte, con un fuerza interior".
No obstante, reconoce que de vez en cuando se enfada con Dios por haber permitido que la niña desapareciera y por no hacer nada por que aparezca, pero que entonces acude a la iglesia de su localidad -Rothley, centro de Inglaterra- para pensar con tranquilidad.
Para seguir viviendo, Kate McCann explica que tanto ella como su marido Gerry se han apoyado también en la crianza de sus otros dos hijos, Sean y Amelie, los gemelos que ahora tienen cinco años.
"Creo que en los años venideros podré decirles a Sean y a Amelie lo importantes que han sido en nuestra vida para que siguiéramos adelante y para poder pasar por todo esto", dice.
-EFE
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