El expresidente de Kenia tuvo un mandato marcado por el endurecimiento de la represión contra los disidentes, las detenciones arbitrarias, la tortura de opositores y la corrupción.
El ex presidente de Kenia, Daniel Arap Moi, quien gobernó el país con un puño de hierro entre 1978 y 2002, murió el martes por la mañana a la edad de 96 años, anunció el actual presidente Uhuru Kenyatta.
"Con profunda tristeza, anuncio la muerte de un gran estadista africano, Su Excelencia Daniel Toroitich Arap Moi, el segundo presidente de Kenia", manifestó Kenyatta en una proclamación presidencial por escrito.
El mandatario determinó que el país observará duelo nacional hasta el "funeral de estado", cuya fecha aún no se ha determinado.
Un miembro de la familia del ex presidente dijo que Moi murió en la casa familiar en Kabarak, en el oeste del país, y se han hecho arreglos para transportar su cuerpo a Nairobi.
Moi, un maestro de formación, había sucedido al padre de la independencia, Jomo Kenyatta, cuando éste falleció en 1978.
Comenzó entonces un largo mandato, rápidamente marcado por el endurecimiento de la represión contra los disidentes, las detenciones arbitrarias, la tortura de opositores y la corrupción.
Ayudó a establecer un sistema de partido único en 1982, ya que se decía un feroz oponente de la política multipartidista, que terminó por restablecer bajo presión del clero, la sociedad civil y la comunidad internacional, para las elecciones generales de 1992.
Las principales víctimas de su gobierno fueron las élites culturales, los activistas de derechos humanos y los defensores del medio ambiente, como el escritor Ngugi wa Thiong'o o la activista Wangari Maathai, que ganó el Nobel de la Paz en 2004.
El largo gobierno de Moi fue plagado por denuncias de corrupción y malversación de fondos públicos.
En un informe publicado de la década de 2000, la firma de gestión de riesgos Kroll afirmó que las compañías fantasmas de Moi y sus asociados habían malversado mil millones de dólares del país durante sus 24 años en el poder.
En años recientes, analistas lamentaron la lenta rehabilitación de la figura de Moi, quien recibía regularmente visitas de destacados líderes políticos, que buscaban consultarlo.
(AFP)
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