Lágrimas, cansancio, pero alivio para los ucranianos evacuados de zonas rusas

Tras haber llegado a un punto de control, mujeres, niños y hombres mayores esperaron con impaciencia la llegada del minibús de la Cruz Roja que les permitió irse de la ciudad ucraniana de Pechenihy, ocupada por el ejército ruso.

Finalmente lograron ser evacuados de una zona controlada por Rusia, donde vivían en condiciones muy difíciles, y llegaron a territorios bajo control ucraniano, cerca de Járkov.

El cansancio resultaba palpable en el rostro de la mayoría y muchos lloraron al sentarse en el minibús, donde coincidíeron con viejos conocidos. Tenían la impresión de escapar de un calvario.

"Ahora respiro mejor", aseguró Ana, una profesora evacuada con sus dos hijos, de 13 y 11 años, pero que tuvo que separarse de su marido.

"Era la única solución para los niños", afirmó entre lágrimas.

Los rusos autorizaron un corredor humanitario para permitir que se fueran todos aquellos que lo desearan, aunque los hombres de menos de 60 años estaban obligados a quedarse.

Según el ejército ucraniano, 1.350 personas salieron de esa zona este lunes.

Minibuses y otros vehículos circulaban de manera incesante para transportar a los evacuados de un punto de control a otro en la zona de un lago que sirve como delimitación entre el ejército ucraniano y el ruso, separados por entre uno y dos kilómetros.

Sin teléfono ni internet 

Testimonios similares dieron distintas mujeres evacuadas, que prefirieron no dar su nombre por el miedo a represalias a sus maridos que tuvieron que quedarse en el lado ruso.

"Aliviada" de abandonar esa zona, Oksana tuvo que separarse de su marido, pero pudo llevar con ella a sus dos perros, "que forman parte de la familia".

"Había explosiones por todos lados en la carretera. No podíamos irnos y luego llegaron los tanques rusos con el símbolo Z", explicó sobre los primeros días del conflicto en que no pudieron huir hacia Járkov.

El ejército ruso no logró hacerse con el control de Járkov y se retiró de la zona para concentrarse en otros frentes, aunque sigue presente en amplios territorios al este de Járkov y bombardea la segunda ciudad de Ucrania y sus alrededores.

Estos territorios quedaron "inmersos en el mundo ruso", afirmó con ironía Tetyana, una estudiante de 19 años que parafrasea una famosa expresión del presidente Vladimir Putin.

Aseguró estar "feliz" de volver a su Ucrania natal" después de tres meses en zona ocupada.

Allí "no podíamos salir a la calle para evitar encontrarnos" con los soldados rusos, explicó Viktoria, una compañera de Ana y madre de dos hijos, de 12 y 9 años. Ambas profesoras siguieron dando sus clases a distancia.

Según varios testimonios, los rusos confiscaron los teléfonos y los habitantes solo podían utilizarlos en sus domicilios. En los últimos nueve días, tampoco había internet ni electricidad.

Tampoco podían sacar dinero de los cajeros automáticos y sufrían escasez de comida y de ayuda alimentaria.

Bloqueados al otro lado 

"Nos dimos cuenta de la guerra cuando empezaron a producirse explosiones y los vehículos rusos pasaban por las calles", explicó otra Ana, de 30 años, con un bebé rubio en los brazos al que no lograba consolar.

"Pasamos dos días en un sótano de la escuela. No sabíamos en qué lado estábamos, pero luego llegaron los rusos e instalaron su punto de control", añadió.

Ella se refugiará ahora en la casa de dos conocidos y confía en que pronto verá a su marido: "Espero que todo vaya bien, pero ha sido muy duro de irse".

El fiscal local, Eduard Mirgorodsky, se refirió a ellos como personas "traumatizadas y asustadas".

Sus equipos se entrevistaron con ellos para saber si se produjeron crímenes de guerra.

"Nos hablan de muchos secuestros, robos y también de colaboración con el enemigo", precisa.

"Mucha, mucha gente tuvo que quedarse", lamenta Igor Klymenko sobre posibles candidatos a la evacuación que quedaron bloqueados al otro lado. "¡Necesitamos ayuda (humanitaria)!", concluye.

(Información de la AFP)

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