Haití fue el primer país latinoamericano que obtuvo su Independencia, puesto que ella se proclamó en 1804. Su ubicación en el Caribe, la complejidad de su población y las intervenciones extranjeras han dejado una larga secuela de golpes de Estado y debilidad institucional.
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La grave degradación de la seguridad ciudadana en la República de Haití requiere una reacción concertada de la comunidad internacional, pero también un aprendizaje sobre los extremos a los que puede llevar la corrupción de las autoridades, la incapacidad de la policía y la impunidad de las organizaciones criminales. Recordemos que Haití es el primer país latinoamericano que obtuvo su Independencia, puesto que ella se proclamó en 1804. Era la primera vez en la historia que una revuelta de esclavos de origen africano daba lugar a un Estado independiente. Su ubicación en el Caribe, la complejidad de su población y las intervenciones extranjeras han dejado una larga secuela de golpes de Estado y debilidad institucional. El último presidente elegido fue asesinado en julio del 2021 y desde entonces no se han realizado elecciones ni renovado los mandatos parlamentarios. El renunciante primer ministro Ariel Henry viajó a Kenia para concretar el envío de soldados keniatas pero durante su prolongada ausencia se produjo un motín en la principal cárcel del país, lo que permitió la fuga de más de 3 000 criminales prontuariados. Al parecer, la fuga fue posible gracias a un acuerdo entre las principales bandas criminales del país y la afirmación del liderazgo del Jimmy Cherisier, alias la Parrilla, apodo atribuido por su supuesta costumbre de quemar los restos de sus víctimas. Aunque fuera del Estado, Cherisier parece hoy el hombre más poderoso del país. Es nada menos que un antiguo miembro de la Policía que se ha mostrado experto en el uso de redes sociales y en la transmisión de un discurso contra las élites y el sistema político. Desde ya, podemos aprender tres lecciones:
1) Las sociedades humanas llenan el vacío de poder cuanto no funciona el Estado.
2) La frontera entre las fuerza del orden y los criminales puede ser más borrosa que lo que dicen los manuales.
3) Las redes sociales son hoy un espacio decisivo de la política, y pueden servir para afirmar la democracia o para destruirla.
Las cosas como son
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