"Voy a terminar mi mandato y nunca fui a un restaurante a cenar. Nunca fui a un cumpleaños ni a una boda", dijo el presidente quien dejará la presidencia el 1 de enero.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo hoy que cuando deje la presidencia, el próximo 1 de enero, quiere recuperar "una vida normal" y volver a ir a pescar, a frecuentar bares y el estadio de fútbol del Corinthians.
"Quiero volver a tener más facilidad para pescar, me gusta mucho pescar. Ustedes me van a ver en partidos del Corinthians en el Pacaembú, preferentemente junto a la (hinchada) Gaviões. Quiero volver a ser un ciudadano normal (..) y andar sin comitivas", afirmó el mandatario en una entrevista al portal de internet IG.
Lula dijo que le va a gustar "librarse" del "sofoco" y de su jefe de gabinete personal, Cezar Álvarez, el responsable de elaborar su agenda.
"No hay un minuto que no le diga (a Álvarez) que me deje un minuto para mí, por el amor de Dios. Las personas no se acuerdan de que tienes que ir al baño, no se acuerdan", comentó.
El mandatario reiteró que va a continuar con su carrera política y aseguró que quiere que los ciudadanos le echen en cara lo que ha dejado de hacer a cargo de la jefatura del Estado, que ocupa desde enero de 2003.
"Quiero ser exigido. Que entre a un bar a tomar una cerveza con mis compañeros y que un tipo en la barra me diga "oh, tú fuiste presidente y no hiciste tal cosa"", comentó Lula, a quien la prensa le cuestiona su poca receptividad a las críticas.
Lula reveló que decidió dedicarse "en cuerpo y en alma" a su trabajo de presidente, por lo que vivió su mandato como "un sacerdocio" y se recluyó cada fin de semana en casa con su mujer, sin quedar a comer con nadie para evitar "envidias" entre ministros.
"Voy a terminar mi mandato y nunca fui a un restaurante a cenar. Nunca fui a un cumpleaños ni a una boda, excepto a la de un sobrino, en un barrio de São Bernardo do Campo (Sao Paulo), sin que nadie lo supiese", relató.
Sin embargo, en septiembre de 2003, Lula y su esposa, Marisa Leticia, fueron padrinos de la boda de la entonces alcaldesa de Sao Paulo, Marta Suplicy, con el argentino Luis Favre.
El ex sindicalista dejará la presidencia el 1 de enero, día en el que le entregará el cargo al ganador de las elecciones del próximo 3 de octubre.
La favorita en las encuestas es la oficialista Dilma Rousseff, que cuenta con cerca del 51% de la intención de voto, contra el 27% de apoyos de su principal adversario, el opositor José Serra. EFE
"Quiero volver a tener más facilidad para pescar, me gusta mucho pescar. Ustedes me van a ver en partidos del Corinthians en el Pacaembú, preferentemente junto a la (hinchada) Gaviões. Quiero volver a ser un ciudadano normal (..) y andar sin comitivas", afirmó el mandatario en una entrevista al portal de internet IG.
Lula dijo que le va a gustar "librarse" del "sofoco" y de su jefe de gabinete personal, Cezar Álvarez, el responsable de elaborar su agenda.
"No hay un minuto que no le diga (a Álvarez) que me deje un minuto para mí, por el amor de Dios. Las personas no se acuerdan de que tienes que ir al baño, no se acuerdan", comentó.
El mandatario reiteró que va a continuar con su carrera política y aseguró que quiere que los ciudadanos le echen en cara lo que ha dejado de hacer a cargo de la jefatura del Estado, que ocupa desde enero de 2003.
"Quiero ser exigido. Que entre a un bar a tomar una cerveza con mis compañeros y que un tipo en la barra me diga "oh, tú fuiste presidente y no hiciste tal cosa"", comentó Lula, a quien la prensa le cuestiona su poca receptividad a las críticas.
Lula reveló que decidió dedicarse "en cuerpo y en alma" a su trabajo de presidente, por lo que vivió su mandato como "un sacerdocio" y se recluyó cada fin de semana en casa con su mujer, sin quedar a comer con nadie para evitar "envidias" entre ministros.
"Voy a terminar mi mandato y nunca fui a un restaurante a cenar. Nunca fui a un cumpleaños ni a una boda, excepto a la de un sobrino, en un barrio de São Bernardo do Campo (Sao Paulo), sin que nadie lo supiese", relató.
Sin embargo, en septiembre de 2003, Lula y su esposa, Marisa Leticia, fueron padrinos de la boda de la entonces alcaldesa de Sao Paulo, Marta Suplicy, con el argentino Luis Favre.
El ex sindicalista dejará la presidencia el 1 de enero, día en el que le entregará el cargo al ganador de las elecciones del próximo 3 de octubre.
La favorita en las encuestas es la oficialista Dilma Rousseff, que cuenta con cerca del 51% de la intención de voto, contra el 27% de apoyos de su principal adversario, el opositor José Serra. EFE
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