El Riachuelo, con 71 metros de longitud y capacidad para mantener a 35 tripulantes durante 70 días en mar, fue entregado oficialmente a la Marina de Brasil.
La Marina de Guerra de Brasil puso este jueves en operación el Riachuelo, el primero de los cinco submarinos que son construidos en el país en el marco de un acuerdo de cooperación militar con Francia y que prevé el desarrollo de un sumergible de propulsión nuclear.
El Riachuelo, con 71 metros de longitud y capacidad para mantener a 35 tripulantes durante 70 días en mar, fue entregado oficialmente a la Marina y automáticamente incorporado a la flota naval del país en una ceremonia en la Base de Submarinos de la Ilha da Madeira, en el Complejo Naval de Itaguaí, una base en las afueras de Río de Janeiro.
El submarino fue botado en diciembre de 2018, desde cuando estaba en fase de pruebas, y comenzará a ser operado por la Marina con 5 años de atraso con respecto al cronograma original del Programa de Desarrollo de Submarinos (Prosub) de Brasil.
El Riachuelo, o S-40 como fue matriculado en la flota naval, tiene un casco con 6,2 metros de diámetro, capacidad para desplazamiento en superficie de 1 740 toneladas, que llega a 1 900 toneladas cuando está totalmente sumergido, así como capacidad para descender hasta 300 metros de profundidad.
La embarcación cuenta con seis tubos lanzadores de armas, así como sensores avanzados, incluyendo un importante conjunto de sonares y periscopios con cámaras para visión nocturna.
El Riachuelo fue construido en el astillero montado en el propio Complejo Naval de Itaguaí, en el que Brasil está construyendo cuatro submarinos convencionales que tienen como modelo el Scorpene francés.
Hasta ahora la Marina ha botado el Riachuelo y el Humaitá, y en los próximos años pretende poner a flote el Tonelero (2024) y el Angostura (2025).
La previsión es que todo el proyecto concluya en 2034, cuando el submarino nuclear sea botado y Brasil pase a formar parte del exclusivo grupo que domina la tecnología de la propulsión nuclear para submarinos, del que sólo forman parte China, Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Rusia, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Gran inversión
La construcción de los submarinos es fruto del contrato de transferencia de tecnología y cooperación militar por 6 700 millones de euros (unos 6 663 millones de dólares al cambio de hoy) que Brasil firmó en 2009 con los astilleros franceses DCNS, controlados por el Estado.
El objetivo del Prosub es la defensa de la llamada 'Amazonía Azul', como la Marina se refiere a los cerca de 4,5 millones de kilómetros cuadrados de aguas marinas brasileñas, que cuentan con una gran biodiversidad de especies y gigantescas reservas minerales y de petróleo.
Con el Riachuelo, la Marina de Brasil cuenta ahora con seis submarinos operativos, el mismo número que Perú, que era el país de Sudamérica con la mayor flota, aunque sus modelos son más antiguos.
El Prosub "tiene importancia estratégica para el país. Además de perfeccionar la capacidad operacional de la Marina con la considerable elevación de su poder disuasorio, el programa enriquece nuestra industria naval y el desarrollo de nuevas tecnologías", afirmó el ministro brasileño de Defensa, Paulo Sergio Nogueira de Oliveira, en la ceremonia de entrega del Riachuelo.
Tras su presentación militar, el submarino podrá ser visto por los brasileños frente a la playa de Copacabana el próximo 7 de setiembre, cuando participará en un desfile naval que la Marina realizará en homenaje a los 200 años de la Independencia de Brasil.
El desfile contará con la presencia del presidente brasileño, el líder ultraderechista Jair Bolsonaro, que viene exaltando la fecha patria como estrategia de su campaña para las elecciones presidenciales del 2 de octubre.
(Con información de EFE)
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