Mandatario estadounidense dijo que no corresponde a "EE.UU. ni a ningún otro país" intervenir en cómo se desarrollará transición en Egipto.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, instó hoy a su colega egipcio, Hosni Mubarak, a tomar "la decisión correcta" y comenzar de inmediato una transición "verdadera" y "significativa", en la que se resuelvan las quejas legítimas de la sociedad civil.
El mandatario estadounidense aprovechó hoy una breve rueda de prensa tras su reunión con el primer ministro canadiense, Stephen Harper, para incidir en el mensaje que ha lanzado ya en tres ocasiones desde que comenzaron las protestas en el mayor país árabe: es necesario que comience una transición "ordenada" y que empiece "ya".
Obama no lanzó un llamamiento directo a la marcha de Mubarak, algo que ha evitado muy a propósito desde el inicio de las manifestaciones en la plaza Tahrir de El Cairo hace nueve días. En cambio, sí subrayó que el presidente egipcio ha anunciado que renuncia a presentarse a las elecciones presidenciales de septiembre, con lo que pondrá fin a su mandato.
"Tras haber roto esa barrera psicológica, creo que lo más importante es preguntarse cómo lograr una transición efectiva, duradera y legítima", destacó el presidente estadounidense, al responder por primera vez a una pregunta de la prensa sobre la situación en Egipto, la mayor crisis exterior que ha padecido en lo que va de su mandato.
Según Obama, lo que Mubarak debe plantearse es "cómo dejar un legado en el que Egipto pueda superar este periodo de transformación. Mi esperanza es que acabará tomando la decisión correcta".
El mandatario estadounidense, que ha conversado en dos ocasiones con su colega egipcio desde el comienzo de las protestas, subrayó que en cualquier caso deberán ser los egipcios los que lleven a cabo el proceso de transición y decidan cómo organizarlo.
No corresponde a "EE.UU. ni a ningún otro país" intervenir en cómo se desarrollará esa transición, subrayó Obama.
Con estas declaraciones, el presidente aludía aparentemente a las informaciones publicadas en el diario The New York Times acerca de que Washington ha abierto conversaciones con funcionarios del régimen actual sobre la marcha de Mubarak.
Hasta ahora, el Gobierno estadounidense ha tenido buen cuidado en no tomar partido directamente en los acontecimientos en Egipto, uno de sus principales aliados en el mundo árabe, un elemento clave en el proceso de paz para Oriente Medio y responsable del estratégico canal de Suez.
Según Obama, Washington sí observa con atención los acontecimientos y reclama una serie de principios en la transición, que incluyan el abrir un diálogo con representantes de la sociedad civil, de cara a la celebración de unas elecciones libres e imparciales.
Esas conversaciones, consideró, "deben ser significativas, incluir una representación amplia y resolver quejas legítimas" de la sociedad civil.
"Si hace gestos hacia la oposición pero lleva a la supresión de estos movimientos, no va a funcionar. Si hace como que acomete reformas, pero no se llevan a cabo reformas reales, no funcionará", insistió.
El presidente estadounidense se declaró "alentado" por el hecho de que las grandes manifestaciones de hoy se desarrollaran en medio de una calma relativa, sin los incidentes de violencia de los últimos dos días.
En esos incidentes, instigados según organizaciones pro derechos humanos por simpatizantes del régimen de Mubarak, murieron al menos siete personas y más de 600 quedaron heridas. Defensores de los derechos humanos y periodistas fueron blanco especial de los incidentes.
En ese sentido, Obama reiteró que los episodios de violencia, en particular los ataques a periodistas y defensores de los derechos humanos, de los últimos días son "inaceptables".
Decenas de miles de egipcios acudieron hoy a las calles de las principales ciudades del país para exigir, un día más, la salida del presidente Hosni Mubarak, en desafío a la violencia desatada por partidarios del régimen desde el miércoles.
La concentración de hoy se distinguió de las anteriores por una mayor organización y, sobre todo, por las grandes medidas de seguridad instaladas en torno a la plaza Tahrir para evitar una confrontación directa con los partidarios de Mubarak.
EFE
Comparte esta noticia