"Los ojos se me llenan de lágrimas cada vez que enviamos felicitaciones navideñas", dijo el precandidato republicano a la Casa Blanca en un foro con un grupo de madres en Iowa.
La imagen de impasibilidad que muchos asocian a Newt Gingrich se quebró hoy viernes cuando el precandidato republicano a la Casa Blanca rompió a llorar al recordar a su madre, fallecida en 2003 tras sufrir un trastorno bipolar y depresión.
"Los ojos se me llenan de lágrimas cada vez que enviamos felicitaciones navideñas", admitió Gingrich en un foro con un grupo de madres en Des Moines (Iowa), donde el próximo martes se celebran los primeros caucus (asambleas primarias) de la carrera a la presidencia de Estados Unidos en 2012.
El moderador del foro pidió al expresidente de la Cámara de Representantes que escogiera un momento con su madre, Kit Gingrich, que hubiera marcado su vida y su carrera política.
"Mi madre cantaba en el coro cada Navidad. Y quizá no debería admitirlo, pero cuando yo era muy joven, me hizo cantar en el coro", recordó Gingrich, enjugándose algunas lágrimas.
En un momento repetido a continuación por todas las grandes televisiones, el veterano político aseguró que identificaba a su madre con "ser feliz, amar la vida, tener un carácter alegre con sus amigos", y describió también la enfermedad que mermó su personalidad.
Todo mi énfasis en la ciencia neurológica viene directamente de enfrentarme a los problemas reales de gente real en mi familia", dijo, con el rostro cada vez más compungido. "Esto no es una teoría. Es, de hecho, mi madre".
Gingrich, cuyos padres se divorciaron cuando él era un niño, pasó su infancia junto a su madre y su padrastro, el coronel Robert Gingrich, con quienes se trasladó a varios estados y países antes de anclarse en el estado de Georgia.
Preguntado sobre qué diría ahora a su madre si estuviera con él, el excongresista describió su paciencia y "patriotismo" como mujer de un militar, y respondió que le prometería hacer "todo lo que pueda como candidato para ser merecedor de su servicio".
Analizan lágrimas de Gingrich
El momento emotivo de Gingrich ha generado de inmediato múltiples análisis, y comparaciones sobre todo con el que vivió la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, durante su campaña para lograr la candidatura demócrata en 2008.
En vísperas de las primarias clave de Nuevo Hampshire, Clinton rompió a llorar al hablar de la dureza de la campaña, en un episodio que, según coinciden muchos analistas, fue clave para suavizar su imagen y arañar votos para imponerse por un estrecho margen en esa cita, después de haber perdido en Iowa ante Barack Obama.
No obstante, son pocos los que acusan por ahora al férreo Gingrich de orquestar un momento de debilidad para destacar en Iowa, aunque el episodio pueda terminar favoreciéndole.
"Parecía muy real", dijo a la revista Politico una de las madres presentes en el foro, Deborah Hotchkiss, que se mostró sorprendida por la "capacidad de empatía" del político.
Beneficiado por la retirada del empresario Herman Cain de la carrera electoral, Gingrich ha comenzado a perder apoyos en los últimos días, y según una encuesta de la cadena NBC publicada hoy, es el tercer aspirante en cuanto a respaldo en Iowa, por detrás del exgobernador de Masachusets Mitt Romney y el congresista Ron Paul.
El propio Romney se ha sincerado también recientemente sobre un aspecto íntimo de su vida, la enfermedad de su mujer, Ann, diagnosticada en 1998 con esclerosis múltiple, y ha permitido que ella misma hable de ello a sus votantes.
"Fue Mitt quien me hizo atravesar mis horas más bajas", aseguró Ann Romney el jueves, en un acto de campaña en Iowa.
EFE
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