Un nuevo escándalo estalló en el Vaticano con la detención del cura español Lucio Vallejo Balda y la Italiana Francesca Chaouqui, acusados de divulgar documentos confidenciales.
El Vaticano informó de la detención de dos personas, entre ellas el sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda, por haber presuntamente divulgado material secreto, un caso considerado una reedición del conocido como "Vatileaks".
El Vaticano señaló el lunes que las investigaciones sobre la "sustracción y divulgación de noticias y documentos reservados" se han desarrollado durante "algunos meses" y que el pasado fin de semana fueron interrogadas dos personas por estos hechos.
Se trata del sacerdote español Vallejo Balda y la seglar italiana Francesca Chaouqui, que en el pasado ejercieron respectivamente como secretario y miembro de la extinta Comisión investigadora de los organismos económicos y administrativos de la Santa Sede (COSEA).
Ambos quedaron detenidos tras el interrogatorio y el promotor de justicia (fiscal vaticano) Gian Piero Milano y su adjunto Roberto Zannotti convalidaron la detención del español y levantaron la medida preventiva y pusieron en libertad a Chaouqui, de 32 años.
Su abogada, Giulia Bongiorno, explicó a los medios que su cliente ya está en casa después de "ofrecer su máxima colaboración y de haber depositado documentos que prueban su declaración".
Por el contrario, Vallejo Balda permanece bajo prisión preventiva y su situación dependerá, según se especifica en el comunicado, del análisis de la Fiscalía vaticana.
El español, nacido en 1961 en Villamediana de Iregua (La Rioja), es licenciado en Teología Espiritual y doctor en Teología y está especializado en asuntos económicos.
Es miembro de una asociación intrínsecamente unida al Opus Dei, la "Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz", aunque no cuenta con el derecho de intervenir en nombre de la Obra, subrayó en un comunicado la Prelatura del Opus en la capital italiana.
El español ya se vio involucrado en la polémica el día de la canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, en mayo de 2014, cuando asistió a un lujoso almuerzo en la azotea de la prefectura de Asuntos Económicos y que fue desaprobado por el papa.
La divulgación de material clasificado es un delito penado por la legislación vaticana, que prevé penas de entre seis meses y dos años de reclusión a quien "se apropie ilegalmente o revele noticias o documentos que esté prohibido divulgar".
Si los documentos afectan a "intereses fundamentales o relaciones diplomáticas" del Estado de la Ciudad del vaticano se aplicará una pena de entre cuatro y ocho años.
De este modo el Vaticano ha revivido los tiempos del "Vatileaks", el escándalo que estalló en 2012 después de que parte de la correspondencia de Benedicto XVI fuera divulgada por su mayordomo, Paolo Gabriele, que pasó a la posteridad como "el cuervo".
Un material recogido en el libro "Sua Santità" (2012), publicado por el periodista italiano Gianluigi Nuzzi y que provocó un enorme revuelo.
Esta previsto que esta semana se publiquen dos libros sobre el tema de las finanzas vaticanas: El nuevo de Nuzzi, "Via Crucis" (publicado por Chiarelettere), y el de Emiliano Fittipaldi, "Avarizia" (de la editorial Feltrinelli), que promete mostrar "las cartas que revelan la riqueza, los escándalos y los secretos de la Iglesia de Francisco".
El Vaticano señaló el lunes que "claramente" estos libros son "fruto de una grave traición de la confianza del papa" y criticó que los autores se han beneficiado de "un acto gravemente ilícito ", como la filtración de documentación reservada.
Por esta razón la Santa Sede no excluye "otras eventuales medidas" y, si fuera necesario, recurrirá a la "cooperación internacional".
"Las publicaciones de este tipo no ayudan de ninguna manera a la claridad y a la verdad, sino que generan confusión e interpretaciones parciales y tendenciosas. Es necesario evitar la equivocación de pensar que eso ayuda de alguna manera a la misión del papa", agrega el comunicado.
El Vaticano se ha visto afectado en los últimos meses por un sinfín de rumores y especulaciones, acrecentados durante el Sínodo Ordinario de Obispos sobre la Familia, celebrado entre el 4 y el 25 de octubre.
Entre ellos el rumor de un posible tumor cerebral del pontífice argentino, desmentido taxativamente por el Vaticano, o la filtración de una carta en la que supuestamente trece cardenales mostraban al papa su descontento ante el desarrollo del Sínodo.
EFE
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