En tres semanas, el país deberá elegir un presidente en una revancha de derecha contra izquierda. Estos son los factores que condicionarán los comicios que tuvieron como finalistas a Iván Duque y Gustavo Petro.
El 17 de junio Colombia deberá elegir un presidente en una revancha de derecha contra izquierda, tras una primera vuelta que desveló a un país fragmentado por el pacto de paz con las FARC.
A tres semanas de la definición, estos serán los factores que entrarán en juego luego de las votaciones del domingo que dejaron como finalistas al derechista Iván Duque (39.1%) y al exguerrillero Gustavo Petro (25%).
La influencia de Uribe
El expresidente Álvaro Uribe (2002-10) volvió a demostrar su poder y popularidad en el país que ayudó a pacificar con mano dura, pese a investigaciones que enfrenta por corrupción, interceptación ilegal de comunicaciones y vínculos con paramilitares.
Su pupilo, un exsenador de 41 años sin mayor recorrido público, logró una importante ventaja frente a Petro, pero pocos cuestionan que se trató de una nueva victoria de Uribe.
El resultado "muestra la vigencia que aún tiene el uribismo", dijo Andrés Macías, de la Universidad Externado de Colombia a la agencia AFP.
En 2010 apoyó al electo Juan Manuel Santos, pero luego pasó a ser su mayor adversario debido a su política de paz.
Derecha versus izquierda
Petro logró meter a la izquierda en una pelea que históricamente ha sido entre derechas y consiguió 4.8 millones de votos (25%).
El candidato de 58 años pudo sobresalir en esta contienda con un discurso “mucho más vinculado a transformar económicamente el modelo, tratando de variar más hacia lo social”, indicó el economista Freddy Vargas a RPP Noticias.
Sin embargo, Petro arrastra una imagen negativa por sus simpatías del pasado con el chavismo, impopular en Colombia, aunque se haya desmarcado del gobierno de Nicolás Maduro.
En cambio, el discurso de Duque es a favor del libre mercado y la competitividad. Por esta razón, atraería a la población contraria a las políticas públicas más avezadas en el ámbito económico y social.
Las alianzas toman protagonismo
Duque se impuso con su fórmula vicepresidencial, la exministra conservadora Marta Lucía Ramírez, y gracias al apoyo de partidos evangélicos y un sector ultraconservador.
El miedo que despierta Petro atraerá hacia la candidatura uribista a sectores conservadores y liberales, mientras el exguerrillero espera quedarse con el dividido centro. En este contexto, serán determinantes los votos captados por el centrista Sergio Farjardo, quien quedó en tercer lugar.
“Los dos candidatos se van a pelear por los votos de Fajardo, que tuvo 4.6 millones de votos, aproximadamente 24% de los votos”, señaló Vargas en RPP Noticias.
Sin embargo, ni Fajardo (23.7%) ni el exnegociador de paz Humberto de la Calle (2.6%) han asegurado su apoyo al exguerrillero. Antes de la primera vuelta, ambos despreciaron unirse a él.
Una de las cartas que podría jugar Petro es convocar a los abstencionistas, que se redujeron del 59% al 46% respecto a la primera vuelta presidencial de 2014.
El factor de paz con las FARC
La implementación de la paz con las FARC se mantiene en vilo, pues Duque representa a la derecha conservadora opuesta al pacto de paz, indicó Vargas a RPP Noticias.
“El mensaje central de Duque ha sido que la paz se tiene que encontrar con la justicia. Lo que quiere hacer se modificar un poco el acuerdo de paz. Eso pone un poco nerviosa a la población, pues la gente no quiere regresar al tema de la guerra. Son las primeras elecciones en paz en casi 30 años”, explicó Vargas a RPP.
Duque busca que los rebeldes implicados en delitos atroces paguen un mínimo de cárcel y queden inhabilitados políticamente.
Para ello, el Congreso será fundamental. Allí, con los votos derechistas, Duque tendría prácticamente asegurado el respaldo.
Petro, en tanto, ha dicho que honrará los compromisos que garantizan que los exguerrilleros que reparen a las víctimas reciban penas alternativas de prisión y puedan llegar al Congreso.
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