El Gobierno de Pedro Sánchez impulsa la ejecución de la medida, a la que se opone la familia del dictador y grupos de extrema derecha, y que genera opiniones divididas entre los españoles.
El Gobierno de España aprobará el próximo viernes un decreto que modificará la Ley de Memoria Histórica para permitir la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos, un polémico monumento que el dictador ordenó erigir. La medida, apoyada por el Gobierno de Pedro Sánchez, ha generado una polémica en el país, al margen de las simpatías políticas que aún despierta la figura del autócrata en algunos sectores.
El ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, confirmó este martes esa medida, aunque al tratarse de un decreto ley tendrá que ser validado por el Parlamento, lo que no ocurrirá al menos hasta septiembre. El funcionario agregó que un decreto ley es la fórmula más adecuada para la reforma, ya que evitaría que cuestiones judiciales impidan acometer "cuanto antes" la exhumación de los restos de Francisco Franco, decisión que el presidente Pedro Sánchez califica de “política”.
El dictador Francisco Franco gobernó España con un puño de hierro desde el final de la guerra civil (1936-39) hasta su muerte en 1975. El militar fue enterrado en el Valle de los Caídos, un monumento que mandó construir a 50 kilómetros al norte de Madrid, y donde hay enterrados miles de combatientes de los dos bandos de la Guerra Civil. Su mausoleo es coronado por una enorme cruz de granito y hormigón de 150 metros de alto.
La decisión
Al inaugurar el mausoleo el 1 de abril de 1959, Franco lo presentó como como un lugar de "reconciliación". El lugar fue llenado con restos de 27 mil combatientes franquistas pero también de unos 10 mil opositores republicanos, muchos extraídos de fosas comunes y cementerios sin consultar a las familias, por lo que sus críticos lo ven como un símbolo excluyente.
En mayo de 2017 el Congreso de los Diputados aprobó una propuesta para proceder a la exhumación de los restos del dictador de su tumba, medida que era reclamada desde partidos y organizaciones de izquierda, disconformes con la presencia de la tumba de Franco en un lugar que se puede visitar y en cuya construcción participaron presos republicanos, opositores al franquismo.
Ya con Pedro Sánchez como presidente, el gobierno planteó su traslado porque "España no se puede permitir, como democracia consolidada y europea que es, símbolos que separen a españoles", según el mandatario. Su deseo chocó con la oposición de la familia Franco, que niega su consentimiento. En la actualidad, la Justicia española tramita algunas peticiones de familiares de republicanos enterrados a la fuerza en ese lugar y cuyos restos quieren recuperar.
División en España
En medio de la polémica por la exhumación de los restos de Francisco Franco, las visitas a este enclave a 50 km al norte de Madrid se han disparado. Erigido en un paraje montañoso al que solo es posible acceder en automóvil, el Valle de los Caídos recibió 38 269 visitas en julio, por encima de los 23 135 en junio y los 25 532 en julio de 2017, según cifras de Patrimonio Nacional, el organismo público que lo regenta.
Aplaudida por organizaciones de víctimas del franquismo, el anunciado traslado de los restos de Franco fue repudiado en julio por manifestantes convocados por un grupo de extrema derecha en el Valle de los Caídos. Y en medio del debate, la Guardia Civil confirmó este jueves que cinco conatos de incendio registrados el lunes dentro del perímetro del Valle de los Caídos fueron provocados, aunque se desconoce el motivo.
Testimonios
"Ya que van a sacar a Franco, quería verlo antes, es un poco de morbo", dijo a la agencia AFP el ciudadano español Antonio Nevado. Javier Botía, de 40 años, y su pareja Ángeles Abellán, de 42 años, ingenieros agrónomos de Murcia, planeaban desde hace años conocer el monumento, pero se dijeron que "ahora era el momento", pese a no simpatizar con el dictador. "Esto es historia, es parte de nuestro patrimonio, es muy impresionante"
"Esto es patrimonio del país y debe respetarse", dice Antonio Nevado, estudiante de derecho de 22 años, aunque se dice crítico de Franco. En el mismo sentido se expresa Miguel Pintor, un funcionario de 62 años de Madrid, que irritado por el anuncio del gobierno, volvió a visitar el Valle de los Caídos la semanada apsada. "No creo que haga daño a nadie", dice y recuerda que Franco murió hace cuarenta años y que la Guerra Civil acabó hace casi ochenta. "A los muertos hay que dejarlos en paz".
“Siento emociones encontradas, porque por un lado es un lugar que simboliza mucho sufrimiento, pero también tiene mucha historia (…) "El lado malo de la historia hay que conocerlo en profundidad, para no repetirlo", agregó Botía. Cristian Espert, militar valenciano de 30 años dice estar de acuerdo con que los restos sean sacados porque aquí "pueden herir los sentimientos a mucha gente".
(Con información de EFE y AFP)
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