El Pentágono ha implantado una norma para acabar con el sobrepeso entre sus tropas, que llega al 17% según estadísticas recientes.
Aprovechando el comienzo del curso político en Washington, el Pentágono (Departamento de Defensa de EE.UU.) ha implantado una nueva normativa, popularmente conocida como "despliégate o a la calle", que pretende acabar con la creciente baja forma de sus tropas, lo que se ha convertido en una lacra que merma su capacidad de acción. Más allá de problemas físicos puntuales, una de las grandes preocupaciones del estamento castrense es el aumento de la obesidad entre los soldados.
Según las últimas estadísticas divulgadas por el Pentágono, en torno a un 17 % de las fuerzas armadas sufre un problema de sobrepeso, por lo que en los últimos meses ha invitado a miembros de la sociedad, como preparadores físicos y dietistas, a sumarse al debate sobre el estado de forma de los militares. El propio secretario del Departamento de Defensa, James Mattis, un general retirado de la vieja escuela cuya gran afición por la lectura le ha convertido en un firme defensor de la premisa 'mente sana en cuerpo sano', abordó recientemente este problema durante una conferencia en el Instituto Militar de Virginia.
Militares no aptos para el combate
"Eso son un poco los límites, que cuanto menos no estés, ya sabes, obeso, usando drogas, que tengas un título escolar... El Ejército lo establece así para todos sus regimientos y no es algo exagerado", manifestó Mattis. La nueva normativa, que fue presentada en febrero y entró en vigor el pasado 1 de octubre, contempla un plazo de gracia de doce meses para que los militares alcancen una condición física óptima. La medida no afecta solo a quienes tengan unos kilos de más, ya que el Pentágono contempla tres tipos de impedimentos a la hora de poder contar con uno de sus soldados: legal, administrativo y médico.
Si pasado un año un militar no ha dejado atrás sus problemas, de cualquiera de esas tres índoles, su comandancia podrá optar por apartarle del servicio. Aproximadamente un 6 % de los miembros en activo de las Fuerzas Armadas, incluidos reservistas e integrantes de la Guardia Nacional, son considerados no aptos para el despliegue por parte del Departamento de Defensa de EE.UU. Es decir, a fecha de 31 de agosto, el Ejército estadounidense contaba en sus filas con unos 126.000 militares a los que no podría recurrir en caso de combate.
Esta cifra dista mucho del objetivo establecido en la nueva normativa, que estipula que "para maximizar la preparación y la letalidad de las Fuerzas Armadas, todos sus miembros en activo deben poder ser desplegados". "Esta normativa enfatiza que uno de los pilares implícitos del servicio militar es que se espera que sus miembros puedan ser desplegados", justifica a la agencia Efe la portavoz del Pentágono Jessica Maxwell. Esto se debe a que "tanto los combates, como otras misiones vitales" suelen tener lugar en lugares lejanos, subraya la portavoz, que aclara que el nombre de la normativa es "Decisión sobre la Retención de Militares No Desplegables".
Quieren seguir siendo “la fuerza más letal”
El Pentágono ha comenzado ya a recabar informes mensuales de cada uno de sus departamentos sobre el estado de sus miembros. Por otro lado, los cerca de 24.000 militares considerados en estos momentos no aptos para el despliegue de forma permanente deberán someterse a una evaluación sobre su incapacidad que podría provocar, en última instancia, que muchos de ellos se vean obligados a abandonar el ejército. "Cerca del 3,1 % de nuestros miembros en activo (unos 66.000 militares) no pueden ser desplegados por enfermedad o lesión. Y nuestro objetivo es ayudar a estos soldados a sanar tan pronto como sea posible para que puedan volver a entrenarse con su unidad", detalla Maxwell.
Y es que esta nueva normativa, como es natural, plasma sin ambages el credo de Mattis, un veterano curtido en mil batallas que no duda en asegurar que "no existe reto más exigente física, mental y emocionalmente que la lucha entre la vida y la muerte en el campo de batalla". "Los altos niveles de exigencia del servicio militar están diseñados para asegurar que nuestro ejército continúe siendo la fuerza más profesional y letal del mundo. Aunque no todos lleguen a entrar en combate, cada soldado debe estar preparado física y mentalmente para soportar la dureza de la guerra", justifica Mattis.
EFE
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