El presidente anunció esta tarde que EE.UU. se retirará del acuerdo de París. Sin embargo las empresas más emblemáticas de su país ya trabajan para reducir sus emisiones de carbono
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció hoy la salida de Estados Unidos del acuerdo de París sobre el clima, pero las grandes corporaciones de la primera potencia mundial ya venían aplicando políticas para reducir sus emisiones de carbono. Todo indica que, pese al anuncio del mandatario, mantendrán su compromiso con el clima
Antes de que Trump planteara siquiera la posibilidad de desechar la participación estadounidense en el famoso tratado de 2015, Coca-Cola y el gigante de la ingeniería General Electric (GE) ya se habían comprometido a reducir sus huellas de carbono en un 25% y 20%, respectivamente, para 2020. "Creemos que el cambio climático es real y la ciencia es bien aceptada", señaló el director general de GE, Jeff Immelt, el mes pasado, marcando un claro contraste con un gobierno que cuenta con destacados funcionarios que niegan la existencia del cambio climático.
Comprometidos con el clima. Mientras tanto, Apple se jacta de conducir sus operaciones en Estados Unidos con un 100% de energía renovable, y gigantes como la agroindustrial Monsanto ha señalado que esta "comprometido" a ayudar a "los agricultores a adaptarse y mitigar el cambio climático". Incluso los pesos pesados del sector energético -esos que aparentemente tienen más que perder con normas ambientales más duras- se están uniendo a la tendencia iniciada por el acuerdo de París, cuyo objetivo es mantener el calentamiento global "muy por debajo" de 2 grados Celsius respecto a los niveles preindustriales.
El gigante petrolero Chevron "apoya continuar con el acuerdo de París, ya que ofrece un primer paso hacia un marco global", dijo la portavoz de la empresa, Melissa Ritchie. Su rival ExxonMobil recientemente exhortó a la Casa Blanca a que no abandonara el tratado sobre el clima para responder eficazmente a los "riesgos" climáticos.
Actitudes cambiantes. Hace apenas unos años, el mundo de los negocios estadounidense utilizaba todo su peso para impedir negociaciones sobre el clima, lo que condujo al colapso de una cumbre en 2009 en Copenhague. Pero muchas empresas ahora ven su imagen en juego en Estados Unidos, donde las encuestas de opinión indican que el público está preocupado por el calentamiento global y quiere permanecer dentro del acuerdo de París.
Si bien la conciencia ambiental creciente ha jugado su papel, la conversión corporativa de Estados Unidos no es solamente el resultado de impulsos por hacer lo correcto. "Las empresas están aumentando sus compromisos en el área climática independientemente de la decisión (de Trump) porque les ahorra dinero, reduce sus riesgos y, lo más importante, es una oportunidad de mercado masiva", dijo Kevin Moss, del Instituto de Recursos Mundiales. El balance ha cambiado en los hechos. Los principales inversores están dejando los combustibles fósiles y las empresas se enfrentan a una creciente presión para adaptar sus modelos de crecimiento a un mundo sin carbono.
Seguirán acuerdos climáticos. Todavía hay escepticismo en ciertos sectores, particularmente respecto a los costos de las políticas climáticas. El American Petroleum Institute, un organismo que representa a 625 empresas, desconfía de "mandatos gubernamentales que podrían aumentar los costos de energía", según el portavoz Eric Wohlschlegel.
Pero Kevin Moss aseguró que la retirada del acuerdo de París no detendrá el impulso y que las compañías seguirán su camino actual "incluso sin él, porque todo el mundo lo está haciendo". "Los únicos países junto a los que estaremos si nos retiramos son Siria y Nicaragua", dijo. (AFP)
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