El ritmo de vacunación contra la COVID-19 en Países Bajos sigue estancado. Un 82,4% de los mayores de 12 años tienen ya la pauta completa, y un 85,9% tiene al menos una dosis, aunque se cree que en torno al 13% de la población no prevé vacunarse.
Países Bajos ha registrado este lunes 19 274 nuevos casos de COVID-19 en 24 horas, un récord desde que comenzó la pandemia en marzo de 2020, mientras sigue aumentando la presión hospitalaria y el Gobierno neerlandés busca apoyo para excluir del pase COVID-19 a los no vacunados, aunque den negativo en una prueba.
El Instituto de Salud Pública (RIVM) ha confirmado más de 19.274 contagios en tan solo 24 horas, el peor dato oficial registrado en un solo día desde marzo del año pasado, mientras que el Centro Nacional de Coordinación de Distribución de Pacientes (LCPS) cuenta 1.985 pacientes con COVID-19 en los hospitales neerlandeses, 122 más que ayer.
Del total de hospitalizados, hay 380 pacientes en unidades de cuidados intensivos. “La presión hospitalaria aumenta sin cesar”, afirmó en una sesión informativa al Parlamento neerlandés Ernst Kuipers, presidente del LCPS, que cree se observa al mismo tiempo un “fuerte efecto amortiguador por las vacunas”.
Campaña de vacunación estancada
El ritmo de vacunación en Países Bajos sigue estancado. Un 82,4% de los mayores de 12 años tienen ya la pauta completa, y un 85,9% tiene al menos una dosis, aunque se cree que en torno al 13% de la población no prevé vacunarse de momento por razones que van desde el escepticismo hacia la seguridad de las vacunas hasta los motivos religiosos.
En un intento de frenar los contagios y persuadir a los que no se quieren vacunar, el Gobierno ya limitó la participación en la vida social de los no vacunadas o los que no hayan superado la COVID-19, y les exige en la actualidad someterse a una prueba para poder acceder a la hostelería, los eventos culturales y musicales, los gimnasios o las piscinas, entre otros.
Sin embargo, este enfoque no parece estar funcionando a la hora de reducir la presión hospitalaria y el aumento de los contagios, por lo que el Ejecutivo está tratando de apostar por la política 2G, que supone otorgar un pase COVID-19 válido solo a aquellas personas con pauta completa o que se hayan recuperado de la enfermedad causada por el coronavirus.
Esto significa una exclusión total de los no vacunados de prácticamente toda la actividad no esencial, una medida que es vista como una obligación indirecta de vacunación y está provocando fuertes divisiones tanto en la sociedad como en el Parlamento de La Haya.
El sábado entró en vigor un paquete de restricciones presentado como un “confinamiento parcial”, que incluyó el cierre de la hostelería a las 20.00 hora local (19.00 GMT), el uso de mascarilla en los lugares cerrados de acceso público, y la ampliación del pase COVID a otros sectores.
Estas medidas estarán vigentes tres semanas y después la idea del Gobierno es introducir la política 2G, si logra apoyo parlamentario.
EFE
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