En los últimos meses, Ecuador ha quedado envuelto en una espiral de violencia en su zona fronteriza con Colombia. El asesinato de periodistas y el secuestro de dos ciudadanos son los últimos episodios.
Latinoamerica
ECUADOR PRENSA
Bombas, asesinato de periodistas y ahora el nuevo secuestro de dos ciudadanos: Ecuador está sufriendo una forma hasta ahora desconocida de violencia en la convulsa frontera con Colombia.
El país que se preciaba de ser un remanso de paz en medio de los problemas derivados del narcotráfico que enfrenta Colombia quedó envuelto en una espiral de ataques. Solo en los dos últimos meses, se han producido cinco atentados que ha dejado por ahora tres policías muertos y 45 heridos. El secuestro y asesinato de un equipo del diario El Comercio de Quito causó una ola de indignación en América Latina. El último episodio es el secuestro de dos ciudadanos, un hombre y una mujer.
Y todo apunta a que el acuerdo de paz que comenzó a extinguir la prolongada guerra en Colombia está en la raíz de sus problemas. A continuación, algunas claves para entender lo que está ocurriendo.
¿Por qué ahora?
Los expertos coinciden en que esta inusual oleada de violencia es consecuencia directa del acuerdo de paz firmado a finales de 2016 entre el gobierno colombiano y las FARC.
Con el desarme de la otrora guerrilla más poderosa de América Latina, convertida ahora en partido político, arreciaron disputas territoriales entre desertores del pacto de paz, bandas procedentes de antiguos paramilitares desmovilizados y otras guerrillas.
Es el caso del sureño departamento de Nariño (Colombia), fronterizo con la provincia de Esmeraldas (Ecuador), donde se concentra la mayor área sembrada con coca, materia prima de la cocaína. Además, es un punto estratégico de la ruta del Pacífico para transportar droga hacia Estados Unidos vía Centroamérica y México.
"En esa zona, 12 grupos pequeños se disputan el control que antes tenían las FARC. Se está viviendo un reacomodamiento criminal, y esa violencia ha pasado también a suelo ecuatoriano", explica a la AFP Ariel Ávila, experto en el conflicto armado colombiano de la Fundación Paz y Reconciliación de Colombia.
Ecuador sostiene que esta ofensiva es una represalia de disidentes de las FARC por el endurecimiento de su lucha contra el narcotráfico, que ha dejado varios detenidos e incautaciones de toneladas de cocaína.
Una frontera en caos
Con 720 kilómetros, la frontera común está delimitada en varios tramos por caudalosos ríos que cruzan los departamentos colombianos de Nariño y Putumayo y las provincias ecuatorianas de Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos, que figuran entre las más pobres y abandonadas de ambos países.
Desde hace décadas, esta porosa y selvática frontera, con numerosas trochas ilegales, es utilizada por las bandas que viven del tráfico de droga, de armas y de combustible, así como de la minería y de la tala ilegal. Ecuador ha sido históricamente un punto de tránsito o almacenaje de las mafias colombianas y sus socios mexicanos.
"Estas bandas siempre tuvieron una presencia muy activa en la frontera. Con la retirada de las FARC, que regulaban el territorio y no se enfrentaban con el ejército ecuatoriano, todo se volvió más caótico", explica a la AFP Daniel Pontón, experto en seguridad.
"Las alianzas y los actores cambiaron alrededor del proceso de paz. Hasta que uno de estos grupos consiga la supremacía", agrega este catedrático del Instituto de Altos Estudios Nacionales de Ecuador.
El hombre problema
Las Fuerzas Armadas colombianas responsabilizan del secuestro y asesinato del equipo periodístico de El Comercio al ecuatoriano Walter Artízala, alias 'Guacho', uno de los hombres más buscados en Colombia y que pasó más de 15 años en la guerrilla pero se marginó del pacto de paz de 2016.
Durante ese tiempo se especializó en explosivos, narcotráfico y finanzas, y ahora se mueve entre ambos lados de la frontera con su grupo de entre 70 y 80 hombres llamado "Oliver Sinisterra", según el general Alberto Mejía, jefe del comando militar colombiano.
Lo cierto es que que el crimen del periodista Javier Ortega (32 años), el fotógrafo Paúl Rivas (45) y el conductor Efraín Segarra (60), se produjo en una frontera donde por décadas las ya disueltas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ejercieron dominio a falta de Estados fuertes.
Narcotráfico
Ahora son 12 grupos los que se disputan el control de los narcocultivos en Tumaco. No es "ninguna consecuencia directa de la desmovilización de las FARC, es una consecuencia del descontrol que ocurre en las fronteras colombianas por el altísimo grado de criminalidad", señala Mauricio Jaramillo, internacionalista de la Universidad del Rosario en Bogotá.
Los 10.000 soldados que ambos gobiernos aseguran hay desplegados en cada lado fronterizo, no han contribuido a resolver los problemas.
Por años Ecuador rehusó realizar operaciones combinadas, y "este caso revela que cuando no hay buena coordinación" se abre "un espacio para que crezcan las actividades criminales", sostiene Jorge Restrepo, del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac).
Según el analista del Centro de Estudios estratégicos de la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE) de Quito, Oscar Montero, Ecuador necesita relanzar su inteligencia, "porque en conflictos híbridos donde no ves al enemigo, el combate se hace a través de alta tecnología, equipamiento técnico, radares, helicópteros nuevos y patrullas conjuntas". (AFP y EFE)
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