Con apenas 12,000 habitantes, la localidad de Paracaima ha sentido intensamente en los últimos tres años el impacto de la ola migratoria procedente de Venezuela.
El gobierno brasileño anunció este martes que más de 1,000 venezolanos que permanecen en el estado fronterizo de Roraima serán distribuidos a otras ciudades del país, tras las tensiones migratorias vividas el fin de semana en la localidad de Pacaraima.
En declaraciones a la prensa desde Boa Vista, capital de ese estado amazónico, Viviane Esse, representante del ministerio de la Presidencia, explicó que el "proceso de interiorización" de los migrantes venezolanos iniciará a finales de agosto, sin precisar las ciudades de destino.
Esse formó parte de la comisión interministerial que visitó este martes la localidad fronteriza de Pacaraima, donde el sábado se produjeron violentos ataques de vecinos contra refugiados venezolanos. Mientras las autoridades visitaban las instalaciones de acogida, ubicadas a pocos metros de la frontera, venezolanos continuaban ingresando a Brasil a pie o en auto.
Como Miguel Ángel García, muchos de quienes estaban en Pacaraima y fueron víctimas del ataque acabaron regresando.
"Tengo cuatro hijos en Venezuela. Me faltan cinco dedos en el pie izquierdo. Vine a Brasil por el futuro de mis hijos. Yo no vine a robar ni nada por el estilo. (A los agresores) no les importó que yo tuviera esta pierna enferma... tuve que correr" y se refugió en el centro de acogida, del lado brasileño, cuenta angustiado a la agencia AFP el camionero de 38 años.
Retornar a donde no te quieren
Pasado el peligro, decidió regresar y emprender por segunda vez el peregrinaje en los distintos mostradores del puesto fronterizo para emitir nuevamente su carné de vacunas, documento fiscal brasileño y protocolo de refugio, indispensables para emprender una nueva vida en el país vecino.
"Me quemaron todo, mi ropa, mi carpa, todo. Estoy durmiendo a la deriva, con lo que tengo puesto", se desespera. Desde principios de este año, un total de 820 venezolanos ya fueron transferidos a otras ciudades del país, entre ellas Sao Paulo (sureste) y Manaos (norte), como parte del proyecto gubernamental de desahogar Roraima.
Como consecuencia de los ataques del sábado, iniciados después de que corriera la noticia de que un comerciante de la ciudad había sido herido durante un asalto supuestamente por venezolanos, unos 1,200 migrantes volvieron a su país.
Desde entonces, se respira la tensión en las calles de esta pequeña localidad, vecina con la venezolana Santa Elena de Uairén, sin que por ahora se hayan registrado nuevos incidentes.
Venezuela es sacudida por una dramática crisis política, económica y social, con un aumento de 10% de la población, la mayoría en situación de calle.
(Información de AFP)
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