El pequeño marsupial irrumpió en la estación de Casula, en el sureste de la ciudad, y recorrió varios ambientes del recinto, hasta que fue capturado y devuelto a su hábitat natural.
Un intrépido koala se coló en una estación de tren de Sídney, lo que obligó a los trenes a reducir la velocidad y a la policía a perseguir al marsupial para trasladarlo a un lugar más seguro.
En un vídeo publicado por el departamento de Transporte de Nueva Gales del Sur, jurisdicción cuya capital es Sídney, se ve al animal subir y bajar las escaleras para cambiar de andén e incluso esperar al ascensor durante su inusual visita a la estación de Casula, en el sureste de la ciudad, a primeras horas del pasado viernes.
El koala entró al recinto tras saltar una valla y transitó por el borde del andén, lo que puso en peligro al animal, apuntó el martes en un comunicado el organismo regional.
"Se advirtió a los trenes de la zona que redujeran la velocidad al pasar para garantizar que el icónico viajero australiano no sufriera ningún daño (...) Se recuerda a todos los pasajeros, grandes y pequeños, que permanezcan detrás de la línea amarilla" de seguridad, recuerda Transporte.
Finalmente, dos oficiales de la Policía lograron que el koala volviera a saltar la valla y se dirigiera a un parque nacional cercano al lugar.
Sobre los koalas
Los koalas, un animal endémico de Australia y que generalmente es solitario, se encuentran en la lista de animales clasificados como vulnerables por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Las cifras sobre la población de koalas salvajes varían mucho entre las divulgadas por las autoridades, que mantienen unos 450 000 en el sur y 180 000 ejemplares en el este, y las que publican los activistas como la Fundación Australiana Koala, que cree que solo hay entre 50 000 y 80 000 ejemplares en todo el país.
El koala ha perdido gran parte de su hábitat en Australia a raíz del desarrollo urbano, agrícola y minero, y también por el cambio climático, y afronta peligros como accidentes al cruzar carreteras, ataques de otros animales y la enfermedad de la clamidia, que los consume lentamente hasta la muerte. (EFE)
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