El cantante español, que inicia gira en México, comentó que hace un tributo a "Sgt. Peppers" y "Bohemian Rhapsody" en una de sus canciones, pero no fue algo que planeara.
Alejandro Sanz ultima estos días en Madrid el monumental espectáculo que estrenará en octubre próximo en México, país en el que se siente "muy a gusto", en paralelo con el lanzamiento de su álbum "La música no se toca", que nació con la intención de componer un álbum "de pop rock sinfónico monumental".
"Hay una canción que creo que es un homenaje al "Sgt. Peppers" de The Beatles y también hay una parte como del "Bohemian Rhapsody" de Queen, pero no fue algo que planeara", dice en un ensayo general ante periodistas el cantante, que dice haber echado mano en el noveno trabajo de estudio de su carrera de "arreglos clásicos y sonidos de los 80 traídos al siglo XXI".
Se trata, añade, "de la sucesión lógica" a sus últimos discos y la plasmación más directa de otra faceta de su cultura musical, que se forjó en su infancia a base de flamenco y rock, "rock duro además", puntualiza.
Aquí el flamenco lo ha restringido a su voz para alumbrar un espectáculo de innegable sabor roquero, especialmente su arranque, con hasta cinco de los once músicos que se subirán al escenario -Sanz incluido- rasgando cuerdas ante una efectista escenografía de Luis Pastor, que ya ha trabajado anteriormente con Sanz, Miguel Bosé o Maná.
El resultado, opina, es la "la gira más espectacular" que ha hecho hasta el momento, una cuestión que no depende de tamaños.
"Ha habido veces en que nos hemos gastado más dinero en un escenario más grande y no lo hemos sabido usar", dice Sanz sobre su última propuesta, "más recogida" pero también más apabullante.
Los primeros en disfrutarla serán los mexicanos, a los que acompañó recientemente en su incursión televisiva como jurado del concurso de talentos vocales llamado "La Voz".
Confirma que ya tiene planes para España, donde llegará "a partir de mayo o junio" de 2013, con la idea de empezar en "un sitio bonito y cerradito" cuya localización aún no puede anunciar.
"Ahora es cuando más me apetece tocar en España, no quiero que la gente esté todo el día pensando en la prima de riesgo", dice el cantante ante las continuas malas noticias económicas, incluida la subida del IVA del 8 al 21 por ciento en el caso de la música en vivo.
El artista descarta que este cambio motivara el título de su último disco, "La música no se toca", que es simple y llanamente "una oda a la música".
"Me da pudor desperdiciar una canción en algo que se puede discutir en un programa de debate", considera Sanz, para quien "todo lo que pasa alrededor de la música es circunstancial y transitorio".
Al rescate de su país, eso sí, anuncia su intención de habilitar una fundación en España para fomentar la creación de puestos de trabajo, ya sea hablando con diferentes empresas, ya sea con un sistema de microcréditos.
Desde la misma imagen de la portada, el artista quiere lanzar un mensaje positivo, de supervivencia al naufragio.
"Es un disco dedicado al merodeo, al deambular. Me han pasado muchas cosas, buenas y malas, y he aprendido que el viaje está en el camino, no en la meta", señala el intérprete de "Y si fuera ella", que en el último año tuvo a su tercer hijo, perdió a su madre y contrajo matrimonio con Raquel Perera.
EFE
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