Acompañada con un piano de cola, la cantante compartió su lado más oscuro, mientras que el baterista Will Hunt mostraba orgulloso la camiseta de la selección peruana.
Han tenido que pasar 17 largos años para que la agrupación norteamericana Evanescence, aquella que conquistó al mundo con su sencillo “Bring me to life", llegase al Perú en concierto: pero valió la pena.
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Amy Lee y compañía, sorprendieron a un entusiasta público reunido en el Estadio de San Marcos -más de 9 mil personas, de acuerdo a cifras difundidas por la producción-, con un concierto lleno de intensidad, fuerza y una atmósfera tan oscura como los cabellos de su cantante.
Esta memorable velada inició a las 8:00 p.m. con el colectivo peruano Proyecto de la Lama, de Rafael de la Lama, en el escenario. Junto a un coro de exponentes líricos y un gran despliegue musical, ellos dieron una breve muestra de su trabajo, que incluyó la fusión de sonidos tradicionales con un estilo moderno y un look bastante gótico.
Tras el interesante preámbulo, que demoró cerca de media hora, la audiencia ya se encontraba lista para recibir con gran calidez a los ídolos de la noche, Evanescence.
Al promediar las 9:15 p.m., la inconfundible voz de Amy Lee comenzó a escucharse con gran potencia. La cantante apareció luciendo una abultada falta de gasas cual tutú de bailarina gótica, unas botas negras y un top del mismo color, adornado con un cinturón brillante.
El repertorio incluyó las canciones “What you want”, “Going under”, “If you don’t mind”, “The other side”, “Sweet sacrifice”, “Lithium”, “Lost in paradise”, “Whisper” y “Call me when you’re sober”, cada una con más sentimiento que la anterior.
“Hola, Perú. ¿Cómo les va? Muchas gracias por haber venido a nuestro primer concierto”, comentó Amy en medio de su presentación. El público reaccionó con gritos de histeria y aplausos, a penas escuchó la voz de la joven cantante, compositora y pianista.
Tras una breve pausa, Evanescence volvió al escenario dispuesto a complacer al público con algunas canciones más, entre ellas, la más esperada: “My inmortal”.
Acompañada con un piano de cola, la cantante compartió su lado más oscuro, mientras que el baterista Will Hunt mostraba orgulloso la camiseta de la Selección Peruana de Fútbol.
“Muchas gracias, Lima. Te amamos”, dijo la cantante, alzando la bandera peruana con sus manos, antes de despedirse finalmente de un público completamente emocionado.
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