Esta es la quinta ocasión en la que el cantante ofrece un concierto en el contexto de un Mundial, después de iniciar esta costumbre en Roma, donde cantó con José Carreras y Luciano Pavarotti.
El tenor español Plácido Domingo regresó el viernes a Río de Janeiro y, a dos días de la final del Mundial de fútbol Brasil 2014, arrancó de nuevo los aplausos del público con la interpretación de un repertorio variado y selecto, después de veinte años de ausencia de esta ciudad brasileña.
La fecha y la ciudad para su nueva presentación en Brasil no fueron escogidas al azar por este cantante apasionado por el fútbol y madridista confeso. Domingo quiso vincular nuevamente su arte a un Mundial de fútbol y por eso optó por la ciudad en la que el domingo Argentina y Alemania se medirán por el título en el Maracaná.
En un tributo al país que volvió a acogerlo con un teatro lleno después de tanto tiempo, el tenor no quiso brillar solo y se rodeó de algunos talentos de la música local, como la cantante Paula Fernandes, la Orquesta Sinfónica Brasileña y el Coro Ópera Brasil, para brindar un espectáculo mayúsculo a la audiencia reunida en el teatro HSBC Arena de Río.
También acompañado como en otras ocasiones por la soprano puertorriqueña Ana María Martínez y el director de orquesta estadounidense Eugene Kohn, el español conquistó a un auditorio que lo añoraba con una combinación de ópera, música española, comedia musical americana, opereta y canciones típicas brasileñas.
También subió a las tablas el pianista chino Lang Lang, que con sus colosales interpretaciones logró poner en pie a los congregados.
Desde Rachmaninov hasta la música brasileña, sin olvidar el folclore oriental, el asiático consiguió una ardorosa acogida de todo cuanto salía de sus manos.
En un derroche de casta, Plácido Domingo y Ana María Martínez regalaron al público espectaculares dúos cargados por igual de fuerza y elegancia, que hicieron estremecer a los presentes y que fueron algunos de los momentos estelares de la noche.
En un alarde de gallardía, el español se atrevió a abordar algunas de los más emblemáticos musicales de Broadway, que ejecutó de forma impecable y que la audiencia recompensó con aplausos.
Lejos de amilanarse ante el desafío de interpretar composiciones brasileñas ante el público local, el tenor se creció en el escenario como acostumbra y, bizarro, encaró el lance de forma sublime.
Y en una noche dedicada al fútbol no quiso cerrar su actuación sin hacer alusión al Mundial: "Después de tanto fútbol, también música".
No faltó en el repertorio del artista su particular versión de la famosa "Garota de Ipanema", que cantó en un delicado dúo con Paula Fernandes.
Como si de un prestidigitador se tratase, el español guardó para el final un as en la manga que le permitió terminar de encender al público, una grandiosa interpretación de "Cidade maravilhosa", en tributo a Río.
El broche final a un espectáculo incomparable lo puso el tenor con una presentación gloriosa de "Granada", de Agustín Lara, que acabó de encumbrarlo ante un público extasiado.
El concierto en Río le permitió al español mantener la tradición que lo vincula al Campeonato Mundial de Fútbol desde Italia 1990.
Esta es la quinta ocasión en la que el cantante ofrece un concierto en el contexto de un Mundial, después de iniciar esta costumbre en Roma, donde cantó con José Carreras y Luciano Pavarotti.
El tenor ya había conquistado al público en Estados Unidos en 1994, en Francia 1998, en Corea-Japón 2002 y en Alemania 2006, y no quería perder la oportunidad de volver a hacerlo en Río de Janeiro.
EFE
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