Dice que inició ´todo un cambio´ ya que ´la gente estaba acostumbrada a que el artista cantase y la gente bailase pero conmigo no se bailaba, se escuchaba´
Destino preferencial a lo largo de su longeva carrera, Raphael declaró hoy, en una entrevista con Efe, que América le ha dado "cariño y amor", mientras que él ofreció su "verdad" a una región en la que siempre se ha sentido "muy protegido".
Argentina, Colombia, Chile, Estados Unidos y muchos otros países han recibido con regularidad al artista español, que la semana pasada recibió el "Premio a la trayectoria artística" con el que le distinguió la Academia Nacional de la Música de México.
Con un público acostumbrado a "los boleristas o los crooners", Raphael asegura que su irrupción en América supuso "todo un cambio", ya que "la gente estaba acostumbrada a que el artista cantase para que la gente bailase". "Conmigo no se bailaba, se escuchaba", proclama.
El cantante, que la semana pasada actuó en la República Dominicana, publica hoy "Raphael, 50 años después en directo", un CD y un DVD que recogen el concierto ofrecido el pasado junio en Las Ventas de Madrid y en el que contó con la compañía de, entre otros, Miguel Bosé, David Bisbal, Dani Martín (de El Canto del Loco), o Víctor Manuel y Ana Belén.
El cantante jienense considera que "el directo" siempre ha sido "una parte crucial" en su carrera artística. "Aunque haya hecho algunos discos históricos dentro de la música española, a mí, si se me recuerda en el futuro, se hará a través del escenario", afirma.
Conocido por una actitud exagerada cuando sube al escenario, Rapahel ha defendido "contra viento y marea" su forma de actuar. "He evolucionado, muchísimo además, pero nunca he querido cambiar", asevera el artista, que luce con orgullo su "autenticidad".
"Los jóvenes valores no defienden su personalidad, actúan como los artistas que están de moda en ese momento y por eso hoy no hay nadie que llame la atención", lamenta el artista.
Inmerso en la celebración de sus bodas de oro, Raphael asegura que "nunca" pensó "en la retirada". "Mi profesión es apasionante, me lo paso en grande con el reto diario de enfrentarme al público, y, además, no sabría hacer otra cosa", declara "el ruiseñor de Linares".
El artista considera que la renovación de su público, en el que se integran varias generaciones, responde a "cuestiones hereditarias". "Tengo muchos seguidores fieles que han contagiado mi música a sus hijos, que muchas veces acuden por curiosidad a mis actuaciones y, al final, se quedan conmigo", explica.
Con un carácter indómito e inquieto, Raphael fue "uno de los primeros artistas españoles" que planteó su carrera a escala internacional, hasta el punto de que, en la actualidad, le resulta "más fácil" recordar los países en los que no ha cantado.
"Hay ciertos sitios a los que, por decisión propia, he preferido no ir a actuar, porque considero que son lugares que, más que un cantante de música ligera, necesitan otro tipo de cosas, como India", expone el vocalista.
Tras cincuenta años sobre las tablas de medio mundo, Raphael disfruta del "respaldo de la gente" y de "los medios de comunicación", que siempre han respetado su "forma de hacer". "Estoy muy valorado, quizás demasiado, ya que no soy alguien importante, sólo un cantante de música popular", reconoce con humildad.
A sus 66 años, Raphael comienza el próximo lunes una serie de once conciertos seguidos en un teatro de la Gran Vía madrileña, una maratón a la que se declara "habituado". "Me encuentro bien, muy fuerte, y con el tiempo he aprendido a saber cómo no malgastar energías cuando estoy en el escenario", manifiesta.
Junto a la gira por su aniversario, Raphael prepara un nuevo disco que empezará a grabar "en enero de 2010" y la obra de teatro en la que interpretará a Cyrano de Bergerac. "Se estrenará en septiembre de 2011, pero no quiero avanzar detalles por si luego hay cambios", aclara.
EFE
Argentina, Colombia, Chile, Estados Unidos y muchos otros países han recibido con regularidad al artista español, que la semana pasada recibió el "Premio a la trayectoria artística" con el que le distinguió la Academia Nacional de la Música de México.
Con un público acostumbrado a "los boleristas o los crooners", Raphael asegura que su irrupción en América supuso "todo un cambio", ya que "la gente estaba acostumbrada a que el artista cantase para que la gente bailase". "Conmigo no se bailaba, se escuchaba", proclama.
El cantante, que la semana pasada actuó en la República Dominicana, publica hoy "Raphael, 50 años después en directo", un CD y un DVD que recogen el concierto ofrecido el pasado junio en Las Ventas de Madrid y en el que contó con la compañía de, entre otros, Miguel Bosé, David Bisbal, Dani Martín (de El Canto del Loco), o Víctor Manuel y Ana Belén.
El cantante jienense considera que "el directo" siempre ha sido "una parte crucial" en su carrera artística. "Aunque haya hecho algunos discos históricos dentro de la música española, a mí, si se me recuerda en el futuro, se hará a través del escenario", afirma.
Conocido por una actitud exagerada cuando sube al escenario, Rapahel ha defendido "contra viento y marea" su forma de actuar. "He evolucionado, muchísimo además, pero nunca he querido cambiar", asevera el artista, que luce con orgullo su "autenticidad".
"Los jóvenes valores no defienden su personalidad, actúan como los artistas que están de moda en ese momento y por eso hoy no hay nadie que llame la atención", lamenta el artista.
Inmerso en la celebración de sus bodas de oro, Raphael asegura que "nunca" pensó "en la retirada". "Mi profesión es apasionante, me lo paso en grande con el reto diario de enfrentarme al público, y, además, no sabría hacer otra cosa", declara "el ruiseñor de Linares".
El artista considera que la renovación de su público, en el que se integran varias generaciones, responde a "cuestiones hereditarias". "Tengo muchos seguidores fieles que han contagiado mi música a sus hijos, que muchas veces acuden por curiosidad a mis actuaciones y, al final, se quedan conmigo", explica.
Con un carácter indómito e inquieto, Raphael fue "uno de los primeros artistas españoles" que planteó su carrera a escala internacional, hasta el punto de que, en la actualidad, le resulta "más fácil" recordar los países en los que no ha cantado.
"Hay ciertos sitios a los que, por decisión propia, he preferido no ir a actuar, porque considero que son lugares que, más que un cantante de música ligera, necesitan otro tipo de cosas, como India", expone el vocalista.
Tras cincuenta años sobre las tablas de medio mundo, Raphael disfruta del "respaldo de la gente" y de "los medios de comunicación", que siempre han respetado su "forma de hacer". "Estoy muy valorado, quizás demasiado, ya que no soy alguien importante, sólo un cantante de música popular", reconoce con humildad.
A sus 66 años, Raphael comienza el próximo lunes una serie de once conciertos seguidos en un teatro de la Gran Vía madrileña, una maratón a la que se declara "habituado". "Me encuentro bien, muy fuerte, y con el tiempo he aprendido a saber cómo no malgastar energías cuando estoy en el escenario", manifiesta.
Junto a la gira por su aniversario, Raphael prepara un nuevo disco que empezará a grabar "en enero de 2010" y la obra de teatro en la que interpretará a Cyrano de Bergerac. "Se estrenará en septiembre de 2011, pero no quiero avanzar detalles por si luego hay cambios", aclara.
EFE
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