Lucía y Joaquín Galán contarán las crisis que superaron para evitar la disolución del dúo.
Tras 35 años ‘enfrentándose’ sobre los escenarios, los hermanos Lucía y Joaquín Galán, alias Pimpinela, decidieron cambiar el micrófono por la pluma y hacer una "catarsis" emocional que descubre una vida pintada por el éxito pero marcada por momentos "críticos" que casi los llevan a disolver el grupo.
"Hubo varios momentos de situaciones críticas entre los dos donde dijimos 'hasta acá llegamos', 'basta'. Pero nadie se enteró y se pudieron solucionar. Mamá funcionó como conciliadora, pero también nosotros con nuestras terapias y deseos de seguir", cuenta Lucía a Efe antes de presentar en Buenos Aires Hermanos. La verdadera historia, su primera autobiografía.
Relatos imperdibles. Con 25 discos en el mercado y cientos de teatros y estadios conquistados en el mundo, Pimpinela se lanza a narrar en un libro hechos que hasta ahora no habían visto la luz y que creen pueden ayudar a quienes pasan por situaciones "difíciles" como las que a ellos les tocó vivir.
"Hay mucho más de vida familiar, de cosas personales y de Lucía que ni yo conocía. Cosas mías que ella tampoco sabía. Es un libro honesto y profundo para nosotros. Una especie de catarsis", asevera la parte masculina del dúo.
En el libro, que también llegará a países como España, cada hermano escribe un capítulo y cuenta su visión de la historia desde que Joaquín y María Engracia -sus progenitores-, decidieron cambiar, en los difíciles mediados del siglo XX, su Asturias natal por Argentina.
Su hermana, seis años menor que él, va más allá y desvela cómo en el libro están los momentos "bisagras" de su vida.
"Situaciones que uno dice... ¿dónde voy a meter tanto dolor y qué voy a hacer con ese dolor? Automáticamente eso te hace empezar a vivir de otra manera. Vivir más el presente, el hoy", afirma Lucía, quien al darse cuenta de que su nombre real, María Graciela, no era usual en España, pronto dio pasó al artístico, ayudada por la famosa canción de Joan Manuel Serrat.
En la biografía no faltan menciones al accidente cerebro vascular que sufrió hace una década y al siniestro de autobús que en 2001 se cobró la vida de varios pequeños que se alojaban en el hogar de niños que en 1996 abrió el dúo en la provincia de Buenos Aires.
Ahora, camino de cuatro décadas cantando, ambos se ven como dos hermanos que lograron cumplir su sueño.
"Logramos transmitir un mensaje de fantasías, de contar historias reales, de ponderar a la familia y a la unión y crear algo distinto dentro de la música. Ni mejor ni peor pero sí diferente, no parecernos a nadie", concluye Joaquín. EFE
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