Desde su lanzamiento el pasado 15 de julio, PSY logró en menos de dos meses la hazaña de introducir este videoclip en idioma coreano en el selecto club de las 100 millones de visitas.
Un ritmo pegadizo y sentido del humor son las claves del éxito de "Gangnam Style", el bombazo del irreverente rapero surcoreano PSY que, con más de 145 millones de reproducciones en Youtube, ha contagiado al mundo el "baile del caballo".
Desde su lanzamiento el pasado 15 de julio, PSY logró en menos de dos meses la hazaña de introducir este videoclip en idioma coreano en el selecto club de las 100 millones de visitas, reservado a ídolos de masas como Lady Gaga, Eminem o Justin Bieber.
"Es porque el vídeo es muy potente y, aunque no sepas coreano, piensas que es interesante", opinó Luke Seoul, director local de artistas y repertorio de Sony Music Korea, en una entrevista con Efe.
"Gangnam Style" se ha extendido rápidamente desde Corea al resto de Asia, EEUU, Latinoamérica y Europa por su "singularidad", "ritmo pegadizo" y "estilo rompedor", según Seoul.
Los elogios de artistas como Britney Spears o Nelly Furtado, que incluso interpretó su propia versión, también han dado alas a PSY, que el pasado jueves acaparó una considerable atención en la gala MTV Video Music Awards en Los Angeles, donde realizó el "baile del caballo" que aparece en el clip.
Con una acertada fusión entre hip-hop, música electrónica y pop, Gangnam Style relata la clásica historia de "chico busca chica" adaptada al acomodado barrio de Gangnam en Seúl, símbolo de riqueza y ostentación en la competitiva sociedad surcoreana.
Estrofas melódicas y un estribillo contundente sobre una base electrónica dan vida a un videoclip que en clave de humor recorre Gangnam, desde una "playa urbana" en pleno parque hasta un vagón de metro donde PSY encuentra a su media naranja.
Una chica "cálida y humana durante el día" pero "de corazón caliente cuando cae la noche" es lo que busca el protagonista del tema, interpretado, según cada cual, como enaltecimiento o crítica de la cultura de clases sociales predominante en Corea del Sur.
"La gente relaciona el ambiente de Gangnam con gente guapa, moda y música; por eso la canción dice que si tú eres "Gangnam Style" eres "cool", molas" asegura el representante de Sony Music, cuya oficina está en pleno corazón de este selecto distrito.
"Me encanta, porque nos presenta en el mundo como Manhattan en Nueva York o Beverly Hills en Los Ángeles", comenta Song Mi-jin, estudiante de 22 años que pasea por Gangnam, su barrio, asida al bolso de un diseñador francés.
Sin embargo, el aparatoso "baile del caballo" y las secuencias en un establo, un autobús de jubiladas o la enfangada orilla del río Han no parecen presentar la cara más refinada de Gangnam, el barrio donde los jóvenes de familias adineradas frecuentan tiendas de moda, restaurantes y lujosas discotecas.
Un PSY de aspecto estrafalario y evidente sobrepeso rompe, además, los cánones del K-Pop o música comercial contemporánea surcoreana, caracterizada por videoclips en los que atractivos jóvenes rediseñados en quirófano y peluquería interpretan coreografías pegadizas.
La artista y música aficionada Jang Soo-hye, de 24 años, opina que Gangnam Style no es una alabanza, sino una crítica "al estilo pretencioso del barrio" realizada al estilo coreano, tan sutil que escapa a la percepción de la mayoría.
"Al contrario que en occidente, damos tantas vueltas al sarcasmo para evitar la censura que logramos ironizar sin atacar a nadie", comenta esta joven, tras recordar que el Gobierno surcoreano suele imponer su firme mano censora sobre los contenidos mediáticos que considera moralmente inadecuados.
De hecho, el veterano PSY -34 años y seis discos publicados- sufrió en sus inicios la represión en forma de multas por los "contenidos inapropiados" de su primer disco en 2001 y la prohibición total de su segundo trabajo en 2002.
Sarcástico o no, lo cierto es que Gangnam Style se ha convertido en una mina de oro para el nuevo ídolo de Corea del Sur, que semanas atrás protagonizó un anuncio para un operador móvil y acaba de firmar un jugoso contrato para prestar su imagen a los frigoríficos del todopoderoso Samsung.
EFE
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