El legendario músico peruano de reggae conversó con RPP sobre el lanzamiento de su nuevo libro de cuentos 'La Luna'.
Hablar de Pochi Marambio es hablar de aquel pequeño y delgado muchacho que sufría bullying en el colegio, pero usó la música y los libros como una vía de escape. Se confiesa tímido y así queda sentado en su hablar suave y pausado, que aunque pareciera poco, alcanza para extenderse durante toda esta entrevista.
El linaje musical de los Marambio comenzó con su bisabuelo, Isaac Mizrahi, un violinista belga que decidió adoptar el apelido cuando migró a Brasil. El hijo de éste ─abuelo de Pochi─, fue un director de orquestas de circo especializado en metales (cornos, trombones, tubas, etc). A su vez, el hijo de éste ─y papá de Pochi─ fue un mecánico que tenía afición por tocar la trompeta.
Su hermano es diseñador de profesión, pero también cantante. De sus hijos, ni qué decir: los gemelos Alec y Noel son profesores de música y conocidos por tocar en ZEN. Su hijo Andrei acaba de terminar la carrera de Música en la PUCP y su hija Raquel es pintora, como su padre, pero hace los coros en Tierra Sur. "Tremendo familión", dice Pochi con una sonrisa.
Su faceta musical también es compartida con la literaria. Alejandro Marambio (su verdadero nombre) presentó en al Feria del Libro 'Ricardo Palma' 2017 su último libro de cuentos 'La Luna', inspirado en una de las canciones más populares de la banda, pero contada para niños.
Su interés por escribir para niños nace porque la valoración de los mismos. "A veces los subestimamos, pero son personas como nosotros". También los considera un público "franco y honesto" que es su mayor seguidor. Fue así que firmó un contrato con la editorial Peisa por seis libros y ya va en el tercero.
Pochi Marambio ha sido un férreo enemigo de la piratería durante años. Ha renegado en cuánta entrevista pudo por la facilidad con la que esta industria clandestina generaba dinero a costa de sus canciones.
Sin embargo, tuvieron que pasar muchos años para que llegue a una interesante reflexión, que seguro quien lo oyera no lo creería. "Me fui dando cuenta del lado positivo. Tal vez ese dinero no llegaba al bolsillo de los autores, pero si llegaban el reconocimiento y formar parte de la historia", confiesa.
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