Sarita habría muerto violada, pero la partida de defunción indica que falleció por paludismo. Su cadáver terminó en una fosa común donde su padre colocó una cruz y la foto que todos conocen.
La Santa del Pueblo, de los marginados, de los desposeídos. “La Sarita” de los pobres, el último consuelo para los que sufren, los que enfrentan la calle para hacer su trabajo.
Este 1 de marzo se cumple un siglo del nacimiento de Sarita Colonia Zambrano, quien llegó al mundo en 1914. Para muchos, la fecha está pasando desapercibida pero no para miles de devotos que viven en peligro, quienes le piden a su Sarita regresar a sus casas sanos y salvos.
Al cabo de los años, Sarita ha logrado una gran veneración popular por su fama de santidad, aunque su culto no esté reconocido por la Iglesia católica.
Solo se tiene una foto que ha servido para duplicarla en estampitas. No hay una partida oficial de su nacimiento pero se dice que nació en Belén, en Áncash.
Dice la creencia popular que su padre fue carpintero, y que, como toda gente de provincias, tuvo que dejar a muy temprana edad su tierra natal para viajar a la capital, pasando gran parte de su vida en el puerto del Callao donde también encontró la muerte el 20 de diciembre de 1940.
Unos cuentan que murió a manos de unos hombres que querían violarla, pero la partida de defunción expedida por la Municipalidad de Bellavista indica que falleció a causa de paludismo. La familia sostiene que murió cuando la llevaron al hospital porque se sentía mal y recibía una trasfusión de sangre.
Su cadáver terminó en una fosa común del cementerio Baquíjano y Carrillo del Callao, donde su padre colocó una cruz donde se leía: "Aquí descansan los restos mortales de Sarita Colonia" y le puso la foto que todos conocen.
Los vecinos y conocidos de Sarita comenzaron a asistir los domingos, para rezar por ella y pedir ayuda y poco a poco el resto de los asistentes a la fosa común comenzaron a pedirle, por su intermedio, por las almas milagrosas que se encontraban enterradas en la fosa.
Fueron los estibadores del puerto del Callao el primer grupo social que comenzó a rendirle culto, después las prostitutas, los homosexuales y los delincuentes, quienes encontraron en la figura de Sarita a una santa cercana.
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