Ambas instalaciones tienen una antiguedad de 13 años y en ellos se encuentran piezas arqueológicas muy valiosas y una gran variedad de plantas.
Hace 13 años, Arturo Aldave Reyes (83), un reconocido promotor de la cultura en la ciudad ancashina de Chiquián, decidió hacer realidad el anhelo de sus padres: instalar un museo y un jardín botánico en la humilde vivienda que lo vio crecer.
Esta misión le demandó más de 50 años de trabajo. Fue así que el 21 de octubre del año 1998, logró fundar el museo inca y jardín botánico María Reyes Barba, en honor a sus progenitores. El lugar se ha convertido en el único espacio para la cultura en la provincia de Bolognesi.
Las reliquias del museo inca
Un recorrido por el museo me deja sumamente impresionada. Es que no todos los días podemos apreciar objetos de un gran valor histórico y que seguramente muchos quisieran conocer.
Huacos retratos de las diferentes culturas, esculturas de piedra, las herramientas que utilizaban los incas para la agricultura, nos dan la bienvenida a este refugio cultural.
Giro y mis ojos se detienen en la brújula que habría utilizado el sabio Antonio Raimondi. Imagino algunas melodías con el acompañamiento de la guitarra de Luis Pardo, un importante hacendado de la región. Se dice que con este instrumento le dio serenata a Andrés Avelino Cáceres.
Pero algo despierta mi curiosidad, una vitrola de manizuela muy antigua que a pesar del paso de los años aún funciona y deleita a los visitantes con algunas canciones de antaño.
Las espadas que utilizaba el ejército de Andrés Avelino Cáceres también tienen un lugar privilegiado en el museo y de alguna manera custodian mi ingreso al jardín botánico.
En medio de la naturaleza
Estar en medio de la vegetación es más que renovador. La pulla Raimondi, la flor de la cantuta de hasta tres colores, traídas desde el Cuzco, y el aguaymanto, son las plantas que resplandecen y han llamado la atención de turistas nacionales y extranjeros que han visitado el lugar.
“Mi madre amaba las plantas, ella tenía el jardín más grande de Chiquián. Me enseñó a amar la naturaleza”, refiere Aldave, quien añade que en el país hay miles de plantas nativas que espera tener algún día en su jardín.
El museo inca y jardín botánico María Reyes Barba se encuentra instalado en un área de 150 metros cuadrados, ubicado en el jirón Tarapacá N° 210 del distrito de Chiquián.
Un pedido urgente al Ministerio de Cultura
Sin embargo, aún hay algo que le quita el sueño a nuestro personaje. Es que a pesar de las gestiones que ha realizado desde que fundó el museo, el Ministerio de Cultura aún no le ha dado un reconocimiento oficial y tampoco ha hecho el inventario de las piezas arqueológicas que se encuentran en exhibición.
“Tengo licencia de funcionamiento pero no la catalogación del ministerio y eso es importante para mí. Espero que se tomen la molestia de atender a mi pedido”, expresa Aldave.
Si por ahí le nació la curiosidad de conocer el algo más sobre nuestra cultura y quedarse maravillado con la gran riqueza vegetal que tenemos, ya sabe como llegar al museo de don Arturo, él y sus familiares los esperan con los brazos abiertos.
Por: Yanet Reyes
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