Los comerciantes abarrotaron los exteriores del cementerio San Juan de Dios, donde se ofrece la variada gastronomía, flores, velas y licores.
Una verdadera fiesta se vive en los exteriores del cementerio San Juan de Dios, de Caraz, capital de la provincia ancashina de Huaylas, a donde decenas de personas llegan a dejar flores, comida y bebidas a los seres que partieron de este mundo, en el Día de los Difuntos.
La destacada gastronomía de esta ciudad también se hace presente, ya que se puede encontrar una gran variedad de potajes como el picante de cuy. Por supuesto, la música al compás del arpa y el licor también son infaltables.
Los caracinos rinden homenaje a sus difuntos durante tres días, es decir del uno al tres de noviembre. Esta mañana, como parte de sus costumbres, la población participó en la celebración eucarística que se realiza con las donaciones que se reciben cinco días antes.
Las familias acuden al templo llevando diferentes depósitos con agua y sal para ser bendecidos por el sacerdote. Luego, se dirigen al cementerio para visitar a sus seres queridos fallecidos, a quienes les llevan velas, flores y la comida que les gustó en vida. También les dedican rezos en español o latín a cargo de personas dedicadas a esta actividad.
Durante los tres días se vive un ambiente de fiesta con cantos y bailes, incluso, en las noches. Todos celebran hasta la hora en que se despiden de sus seres queridos que yacen en el cementerio San Juan de Dios.
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