Son un símbolo en Arequipa, pero hoy han tenido que adaptarse a los nuevos tiempos de pandemia. Aunque algunas han cerrado, otras han sabido adaptarse a esta situación y gracias al servicio delivery han sobrevivido.
Arequipa cumple 480 años en medio de una pandemia que ha cobrado cientos de vidas y resquebrajado la salud de muchas personas, pero también ha golpeado la economía, como la que mueve el sector gastronómico en la 'Ciudad Blanca' a través de las picanterías.
Platos como el chupe de camarones, rocoto relleno, el adobo o el cuy chactado, entre otros, se han convertido en la máxima expresión gastronómica de la ciudad. Mónica Huerta, de la picantería 'La Nueva Palomino', rescató su valor cultural.
“Las picanterías son el lado especial, ese lado único que todo visitante tiene que conocer, donde se vive la tradición, donde se vive nuestra cultura, esos lugares especiales donde aún se cocina, como lo hacían nuestras madres. Tienen que conocer un poco de la historia de Arequipa y donde la van a conocer es en las picanterías arequipeñas”, señaló.
Según la Gerencia Regional de Turismo y Comercio Exterior, la gastronomía arequipeña generaba un ingreso de más 20 millones de soles al mes. Hoy toca reinventarse ofreciendo el servicio por delivery, aunque este represente apenas el 10% de lo que antes generaba. Diego falcón, dueño de “La Benita de Characato”, cuenta cómo es la nueva atención.
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Así es como sobreviven algunas picanterías de Arequipa en medio de la pandemia.
“Procuramos usar la mayor cantidad de biodegradables en lugar de plástico y lo curioso es que nosotros estamos atendiendo en los táper y encima le podemos una bolsa biodegradable para que mantenga caliente todos los táper y cuando el cliente llegue a su casa, lo abre y sale el vaporcito y calentito y se sorprende porque sigue calientito, pero lo que nosotros hemos querido transmitir es el cariño a través de los productos”, manifestó.
Aun así, el golpe se siente. El coordinador general de la Sociedad Picantera de Arequipa, Miguel Barreda Delgado, afirma que 26 establecimientos tuvieron que cerrar y ahora se dedican a otros negocios.
“Definitivamente estamos hablando de un momento crítico que afecta a miles de personas, es un momento muy complejo. De las 38 picanterías tradicionales que integran la Sociedad Picantera de Arequipa, solamente 10 o 12 de ellas están funcionando en las modalidades de entrega a domicilio o entrega en el local. Muchas picanterías pequeñas han tenido que dejar de funcionar, sus dueños y dueñas se están dedicando a otras cosas”, indicó.
La pandemia está cambiando muchas costumbres y solo queda adaptarse. Eso sí, el fogón de una picantería nunca se apaga.
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