Los familiares recibieron los restos óseos en pequeños ataúdes de color blanco en una ceremonia religiosa en la catedral de Ayacucho.
Los restos de 34 civiles, entre los cuales cuatro niños, asesinados hace 38 años en el marco de la guerra interna entre militares y el grupo terrorista Sendero Luminoso, fueron entregados este jueves a sus familiares para sepultura tras haber sido identificados, informó la Fiscalía.
"Se ha llegado a identificar a 34 personas mediante procedimientos integrales, antropológicos, odontológicos y genéticos. Fueron víctimas de la violencia extrema en (la ciudad de) Ayacucho", en el sureste de Perú, dijo a la prensa el fiscal Reiner Salinas, a cargo del caso.
Entre las 34 victimas, hay una familia completa: cuatro niños y sus padres, según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Los familiares recibieron los restos óseos en pequeños ataúdes de color blanco en una ceremonia religiosa en la catedral de Ayacucho.
La mayoría de las víctimas son campesinos, que fueron declarados como desaparecidos y cuyas familias pasaron décadas reclamando justicia.
"Quiero destacar el incansable esfuerzo de los familiares de las víctimas en la búsqueda de justicia, que han logrado reunir información valiosa para poder recuperar e identificar a las víctimas”, destacó el fiscal.
"Los restos que tengo acá son de mis tías. Ahora van a tener una sepultura digna", dijo Ana Quispe, de 46 años, al canal de televisión N.
Los deudos recibieron el apoyo del CICR para la búsqueda y entierro de sus parientes.
Estas ceremonias se repiten con regularidad en Perú, donde la Fiscalía está en permanente búsqueda de restos humanos sepultados en 4000 fosas clandestinas en las zonas del conflicto, según estableció una Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) en 2003.
En mayo pasado, los despojos de 42 víctimas fueron sepultados en un pequeño cementerio de Accomarca, una remota aldea en la región Ayacucho, 37 años después de una emblemática masacre en ese lugar en el marco de la cruel guerra interna peruana (1980-2000).
Durante dos décadas de conflicto, los campesinos de los Andes fueron carne de cañón tanto para las guerrillas como para el Ejército.
Gran parte del campesinado murió ejecutado por militares o guerrilleros de Sendero Luminoso, acusados de colaborar con alguno de los dos bandos, según la CVR.
El enfrentamiento dejó unos 70.000 muertos y 21.000 desaparecidos, 40% de ellos en Ayacucho. Dicha región fue el reducto principal de Sendero Luminoso.
AFP
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