Vecinos de la plazuela Belén mostraron su malestar por presencia de carnavaleros y pidieron se tome medidas correctivas.
A medida que se acerca la fiesta de carnaval de Cajamarca, los jóvenes se concentran en diferentes puntos de la ciudad para cantar las tradicionales coplas carnestolendas.
Este fin de semana, un grueso número de cajamarquinos se dieron cita a la plazuela Belén, situación que provocó el malestar de los vecinos de la zona.
Los quejosos indicaron que no pudieron descansar tranquilamente por el incesante retumbar de los tambores, tarolas y de trompetas. De igual forma, dijeron que los vendedores de licor aprovecharon la falta de control policial o de serenazgo.
Los quejosos dijeron que en este sector se ubica la iglesia Belén, considerada como uno de los íconos de la arquitectura colonial, pero los carnavaleros convirtieron a este lugar y calles aledañas en un urinario público.
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