La herencia ancestral de los Moches sale a la palestra en estos días de Semana Santa en que la carne es reemplazada por el pescado y otros productos hidrobiológicos en la mesa.
La feligresía lambayecana, en especial de los distritos, viven con intensidad la Semana Santa, y desde el Domingo de Ramos los pobladores han concurrido todas las noches a las iglesias para participar de las misas oficiadas. Asimismo, el Jueves y Viernes Santo, la religiosidad se traslada a la mesa y a la cocina.
Y es que en Lambayeque la costumbre de no comer carne en los patajes es muy arraigada, por lo que las madres lambayecanas, apelando a su ancestro Mochica, echan mano a la rica y abundante producción del mar de Grau.
La herencia de los Mochicas en lo que a comida se refiere es muy vigente, tanto en productos agrícolas y marinos como en la preparación de los potajes, que hoy salen a la palestra para reemplazar a los tradicionales platos que se han convertido en la identificación gastronómica de la región Lambayeque en el Perú y el mundo como el arroz con pato y el cabrito a la chiclayana.
Ahora los reyes de la mesa, tanto en los estratos altos como en el pueblo serán sin duda los elaborados con pescado. No faltará el rico espesado, potaje que en varios distritos tiene sus variantes. En la provincia de Chiclayo, el espesado que es maíz verde molido, es preparado con yuca y carne, pero en estos días la carne es reemplazada por la caballa. En los distritos como Mórrope e Íllimo, pueblos de raigambre moche, la yuca es reemplazada por el loche.
Tampoco estará ausente la famosa causa lambayecana, en sus diversas presentaciones, pero en especial la causa ferreñafana y la monsufana, la tortilla de raya, la parihuela, el sudado de tramboyo, el cebiche de tollo, el chilcano de jurel, la sopa de suco, la batea en zarza de cebolla, acompañado con arroz preparado con bastante zarandaja verde o frijol de palo verde o arveja verde estarán en las mesas lambayecanas para aplacar el hambre corporal.
Para adornar la mesa las guarniciones están a la orden del día. Cancha de maíz blanco tostada en callana, zarandaja seca sancochada, yucas sancochadas, camote morado y amarrillo, choclos, mote, panquitas de life y las ancestrales humitas. Para aplacar la sed, clarito de chicha de jora, chicha de maní o de maíz morado.
El hambre humano está aplacado, falta nomás aplacar el hambre del alma y eso solo lo sacia Dios, así que vamos a su encuentro, vamos a la misa.
Por: Juan Cabrejos
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