Millones de niños, hoy convertidos en prósperos empresarios y hasta políticos, aprendieron a leer y escribir con el libro Coquito, creado en Arequipa.
El 18 de junio de este año, sentado en un sillón del primer piso de un céntrico hotel limeño, Everardo Zapata Santillana compartió algunas experiencias vividas durante la creación del libro Coquito que, hasta hoy, sigue siendo utilizado por millones de niños en varios países de América del Sur, México, España, Centroamérica y el Caribe. Además el sistema Braille, en Uruguay.
En 1947, año en que el Perú era gobernado por José Luis Bustamante y Rivero, Everardo Zapata se inició como docente y fundó la Escuela de Primer Grado Nº 9638, que hoy lleva su nombre, en Punta de Bombón, Islay, Arequipa.
Ya como profesor, decidió apostar por el método anglo francés y comenzó a elaborar separatas con sesiones de aprendizaje que eran corregidas, cada 15 días, con el apoyo de maestros de algunas escuelas del valle de Tambo.
Un día, luego de exponer el método anglo francés ante un supervisor educativo, este sugirió que el trabajo no debía quedarse solo en separatas; más bien, debía prepararse un libro para ser utilizado oficialmente en toda la provincia arequipeña de Islay.
Gestando a Coquito
Everardo Zapata confesó que la idea de crear Coquito, surgió tras su primer año de fracaso como docente, en la escuelita de Punta de Bombón.
“Entonces, pensé que para que los niños aprendan a leer y escribir, era necesario acompañarlos con imágenes, además de oraciones simples que permitan contextualizar con otras palabras: Comencé con palabras del entorno familiar y de pronunciación diaria”, revela Everardo Zapata.
Frases y figuras que aún se mantienen vivas
“Mi mamá me mima”: La lección de mamá es la primera palabra después de las vocales; luego utilizó papá, que tiene que ver con el entorno diario del niño, refirió.
La lección más difícil fue la "y": Las palabras y las oraciones para Coquito salían en el aula. Cuando yo ya no era docente, mi hija se había graduado de maestra y le pedía que buscara frases para la letra “y”.
-Tras un silencio y con cierta nostalgia, dijo: Un día mi hija me trajo una frase "yo ayudo a mamá cada mañana y seré su apoyo toda la vida”.
Las figuras: “A pesar que yo le llevo trece años. Mi esposa se sacrificaba haciendo figuritas. Ruth me ha dado cinco hijos, cuatro hombres y una niña, que aprendieron a leer con Coquito. Tengo diez nietos, cinco varones y cinco mujeres, y todos aprendieron a leer con Coquito, añadió Everardo Zapata.
Las primeras ediciones
"La primera edición de Coquito salió en mi octavo año como docente, en 1955. El editor solo quiso imprimir 2 mil ejemplares. Yo quería que se haga 20 mil y me dijo que no. La opinión favorable de los maestros hizo que el editor se animara a imprimir 5.000 más. En mayo, se reimprimió otros 5.000 que se agotaron", precisó.
Los editores
"Los dueños de la Editorial La Colmena despreciaron mi trabajo, me pidieron 200 mil soles para llevar adelante el proyecto. Sin embargo, el dueño de la Editorial Cusi, que en ese momento era trabajador de la Editorial La Colmena, me buscó y dijo que solo necesitaba 20 mil soles. Él compró una maquina, luego el hijo Juan Antonio Cusi, siguió la labor y ahora la empresa es grande. Al dueño de la Editorial La Colmena le faltó visión, ni siquiera revisó el libro; solo quería que le pagaran", manifestó Everardo Zapata.
Ahora, solo en el Perú vendemos medio millón de ejemplares, cada año. A nivel internacional 37 millones de niños han aprendido a leer con Coquito, pero además muchos niños se prestan el libro, expresó.
Mensaje a los futuros maestros
Cada vez los maestros ganan menos. Si tienen vocación trabajen con éxito, amen la profesión, piensen en el futuro de los niños. El maestro es como un apóstol; hay que luchar pero sin hacer huelgas.
Un hermano de la Escuela Normal de Varones San Juan Bautista de La Salle- donde se graduó como profesor primario- nos decía: “El bien se siembra en el suelo y se cosecha en el cielo”. “La gratitud es una flor exótica que solo florece en el corazón de las almas generosas”.
“Recuerdo mucho a una tía Angélica. Ella tenía dos hijos y a mí me quería como el hijo mayor... me puse a trabajar para ayudar en la casa y aprendí a coser pantalones.
Don Everardo Zapata Santillana, a sus 85 años recibió la Medalla de Honor del Congreso de la República en el grado de Oficial; mucho antes, también fue galardonado con las Palmas Magisteriales en el grado de Amauta y un sin fin de reconocimientos.
"He tenido la suerte de tener reconocimiento en vida, aquí en el Perú y en el extranjero. Quiero corresponder a todas las condecoraciones mejorando los futuros ejemplares de Coquito. Hay tanto que hacer. Si me recuerdan, bendito sea Dios", concluyó.
Por: Edgar Romero
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