A lo largo del año, quienes han representado a chinchilpos y gamonales se mantienen firmes en su enemistad, que se materializa en sendos latigazos con que defienden su bando.
Entre el 17 y el 31 de enero una peregrinación abre las celebraciones al Tayta Niño, patrono de Huayucachi. Todos los pobladores de este distrito, ubicado 12 kilómetros al sureste de Huancayo (Junín), son simpatizantes de chinchilpos o gamonales, dos bandos que durante estas celebraciones enfrentan sus rivalidades a latigazos.
Las festividades a Tayta Niño también tienen la peculiar costumbre de la danza el Zumbancuy, también conocida como la danza de los Chinchilpos y Gamonales: dos grupos rivales de bailarines cuyos atuendos rojos y celestes, los diferencian y mantienen en su respectivo bando, aún después de las celebraciones y el enfrentamiento de rigor, el cual se mantiene a lo largo del año.
La peregrinación parte de la Iglesia Catedral de Huancayo, y llevando en andas la imagen del Tayta Niño, al compás de dos bandas de músicos, se camina hasta la iglesia del Perpetuo Socorro, en la Plaza del distrito de Huayucachi. El Tayta Niño representa a un Jesucristo de 10, cuando su sabiduría y gracia se iba cimentando.
El día central es el último domingo de enero. Toda la población es invitada a ser partícipe, y arranca con el divertido encuentro de fútbol entre chinchilpos y gamonales y se da la degustación de potajes típicos de la región.
Pero el verdadero enfrentamiento es muy diferente: armados de una enormes fustas, en medio de un coliseo preparado especialmente para la ocasión, cada chinchilpo pelea con un gamonal a latigazos durante diez segundos.
Los pobladores suelen alentar a los chinchilpos, pues existe la creencia de que su triunfo significará un clima favorable para la producción agrícola y agropecuaria de la zona. La rivalidad de ambos bandos era definida en el pasado por su condición económica, que ahora es únicamente territorial: hacia al sur los chinchilpos, y al norte los gamonales.
Se dice que ambos grupos mantienen su rivalidad, pero eso no ha sido impedimento para que se cuenten algunos matrimonios entre chinchilpos y gamonales, aunque siempre queda un amago de disgusto entre sus parientes, y la férrea oposición de sus allegados más fervientes por la larga tradición del Tayta Niño. Sus hijos deben entonces elegir entre ser chinchilpos o gamonales.
Por: Lizzet Paz
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