La anemia afecta a 42% de nuestros niños [COLUMNA]

Escucha el canal de podcast de Las cosas como son en RPP Player.

Si hubiera que escoger una sola prueba que demostrara la incompetencia y la irresponsabilidad de nuestra clase política, el aumento de la anemia infantil bastaría con creces. El nefasto año 2022 ha significado que volvamos a pasar la vergonzosa barra de más de 40% de nuestros niños entre 6 y 35 meses afectados por esta patología. Las cifras han sido establecidas en la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar, ENDES, elaborada por el INEI.

A eso nos ha llevado el gobierno de Pedro Castillo, que se jactaba de ser el primer maestro rural que llegaba a la presidencia. Lo que deja en materia de salud infantil es el triste resultado de la manera irresponsable como nombró ministros, con la mirada puesta en su futuro político, si no en las oportunidades de enriquecimiento que le ofrecía el poder. 

Según la Organización Mundial de la Salud nos hallamos ante un problema severo de salud pública. El retroceso en materia de anemia es en efecto consecuencia de la crisis climática y de factores internacionales, pero sobre todo  de la inestabilidad política. Hay que prestar especial atención a las cifras de Puno, que tiene la tasa más alta de anemia infantil con 67.2%. En sus formas graves, la anemia prolongada impide el desarrollo neurológico de los niños, lo que reduce de manera irreversible su capacidad cognitiva. 

Lo que eso quiere decir es que las querellas miserables las van a pagar a lo largo de sus vidas niños a los que no supimos ofrecer las condiciones mínimas para vivir con plenitud. Es cierto que tenemos programas sociales como Qali Warma, que significa precisamente en lengua quechua “niñez vigorosa” y que aporta comida a 4.2 millones de niños. Pero necesitamos alimentos con hierro. Y sobre todo, menos cinismo y más compromiso real con la vida que se renueva con la llegada al mundo de cada niño.

Las cosas como son