El evento ferial de la ciruela recibe todos los años a más de 30 mil turistas nacionales y extranjeros.
Es dulce, sabrosa y tierna. Su aroma despierta los sentidos y conduce sin remilgos al paraíso de los sabores idílicos. Sí, es la ciruela de Virú, sin duda la más rica del Perú.
No es exagerado decirlo, basta disfrutarla una sola vez para quedar prendado cual quinceañero errante de su jugosa dulzura. La ciruela viruñera es el orgullo de todo un pueblo que progresa merced a la generosa producción de la fruta convertida en ambrosía que conquista paladares y concita elogios por doquier.
Virú es, en ese sentido, la tierra prometida, aunque hoy más que una promesa, es la imperante realidad de una zona bendita con su producción de ciruela que la sitúa como la más importante del norte del país, contribuyendo con sus 30 mil toneladas anuales a la expectante ubicación de La Libertad como la región con mejor productividad en el ámbito nacional.
La ciruela, si es de Virú, tiene garantía de calidad debido al sabor condicionado por su generosa viabilidad geográfica.
La provincia de Virú está localizada en la parte sur de Trujillo y comprende valles costeños además de la margen derecha del río Santa. Su nombre proviene, según los entendidos, de una expresión Muchick que significa “agricultura variada”, aquella que sustenta el desarrollo económico regional con el Proyecto Chavimochic.
La ciruela y su fiesta
La ciruela es elevada a niveles sublimes durante la feria que, en su honor, se prepara durante cada mes de abril. El evento recibe todos los años a más de 30 mil turistas nacionales y extranjeros dispuestos a disfrutar con las diversas actividades programadas y, claro, con la gastronomía viruñera que no tiene parangón.
Y como para muestra basta un botón, si se trata de la comida de Virú, es importante señalar que un platillo se roba siempre las desconfiadas miradas de los asistentes. Claro, es el cañán. Una suerte de lagartija que se prepara de múltiples formas y que posee, según versión de los más longevos, propiedades afrodisíacas capaces de levantar el ánimo alicaído de los consumidores.
Pero, volvamos a la ciruela. Aquella que también se presta para el deleite gastronómico en varias formas. Mermeladas, yogures, jugos, postres y diversos preparados ambicionados con fruición por las papilas gustativas.
Este año, por ejemplo, además de otras jugosas delicias, los panificadores presentaron un gigantesco pionono con ciruelas y en plena plaza. El postre resultó aún más apetecible al ser acompañado con un vaso repleto de chicha preparada-como no podía ser de otra forma-a base de ciruela.
De la ciruela se ha dicho una y mil cosas. Lo cierto es que se trata de un fruto carnoso proveniente del árbol del ciruelo con una única semilla e innumerables propiedades. La más difundida es la que resalta su eficiencia como laxante, por lo cual es ampliamente recomendada para limpiar el estómago.
Pruébelo y comprobará que el fruto destaca no sólo por su color encendido sino también por su dulce sabor. Esa dulzura que nos remite, por ejemplo, a aquel inolvidable primer beso de amor que quedará perenne en la memoria.
Por: Jorge Rodríguez
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