Irresistibles racimos de vid y generosos litros del más puro néctar, que la naturaleza nos puede brindar, son los atractivos del Festival de la Uva de la localidad liberteña de Cascas.
“Si a Cascas vino y no tomó vino, entonces… ¿para qué vino?”
Así reza un mentado adagio popular, en su afán de graficar la importancia de la paradisíaca localidad de Cascas como emporio vitivinícola en el norte del país.
Eso y mucho más representa Cascas, ciudad capital de la provincia liberteña de Gran Chimú, ubicada a 108 kilómetros de distancia de Trujillo y cuyo clima cálido durante casi todo el año la han hecho merecedora de los más encendidos elogios.
En el mes de julio, Cascas está de fiesta y su pueblo se pone de pie con algarabía para participar de las actividades del XI Festival de la Uva. Todo un acontecimiento regional.
Es imprescindible resaltar que el apego y orgullo del pueblo casquino por la uva no es antojadizo. Hay cifras realmente contundentes que revelan la importancia de la zona en el desarrollo agrícola de La Libertad.
Para disipar cualquier duda al respecto, bastará con saber que en Cascas, merced a su bendito clima, se producen hasta dos cosechas de uva por año, obteniendo de esta manera casi 30 mil toneladas de la dulce, sabrosa e irresistible fruta.
Con tamaña cantidad de generosa vid, es lógico pensar en la calidad del néctar que emana del esforzado trabajo del agricultor casquino.
Por eso Cascas celebra y con ganas su Festival de la Uva. También por eso sus preciosas reinas Flor I y Alondra I, ambas tan hermosas como un racimo de frescas flores naturales, pisan el fruto de la vid para luego invitar a su público a catar sin pudor la más enjundiosa ambrosía.
Como agregado de las actividades programadas, en esta edición de la festividad el pueblo casquino se ha propuesto también batir un Récord Guiness, preparando el alfajor más grande del mundo.
La proeza consiste en elaborar el suculento manjar utilizando unos 700 kilogramos de la mejor uva de la zona y, claro está, granjeando la participación de los pobladores que han manifestado ya su beneplácito ante el delicioso desafío.
Paso a paso, Cascas crece y se industrializa. La festividad en honor a la uva permitirá también mostrar una localidad con empuje, que además de las muy requeridas preparaciones artesanales de vino se orienta ahora a exportar su producción.
Coincidentemente, el Festival de la Uva se enmarca dentro de las celebraciones de Fiestas Patrias, quizá porque no hay mejor manera de gritar ¡Arriba Perú! que demostrando el verdadero amor a nuestro suelo nacional a través del trabajo incansable, en aras de lograr un mejor porvenir.
Mientras las reinas Flor y Alondra nos esperan con su acogedora y cálida sonrisa enrumbo hacia Cascas para brindar con una copa del mejor licor de uva del norte peruano, respirando el aire que nos brinda la tierra del más preciado clima, ese que nos conduce a una cálida sensación de eterna primavera.
Por: Jorge Rodríguez
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