La venerada imagen de la Virgen de la Puerta, advocación mariana con raíces andinas, visitará la ciudad norteña para recibir el afecto de sus devotos.
Tiene un rostro dulce y mirada serena. Su imagen, aunque silente, inspira la ternura que solo una madre puede brindar a sus hijos, incluso a los más pródigos y desagradecidos.
Es la venerada Virgen del Puerta, advocación mariana que nació de la más entrañable muestra de fe de Otuzco, pueblo andino ubicado a unos 70 kilómetros de distancia de Trujillo y a más de 2 mil 600 metros sobre el nivel del mar.
No es exagerado afirmar que Otuzco es la Capital de la Fe. Así se le reconoce y méritos de sobra han hecho sus devotos pobladores para conseguir tal denominación.
Ya desde el muy lejano siglo XVII, los otuzcanos demostraron su fervor al confiar ciegamente en la protección de la madre de Cristo, entregándole su corazón contrito a través de sentidas plegarias.
La historia cuenta que durante esa convulsionada época, el ataque de filibusteros o buscavidas europeos con denodadas ansias de enriquecerse a costa de otros era asunto de todos los días.
Es allí cuando surge la fe del pueblo andino, esa expresión espiritual que es también una virtud teologal que confirma la fragilidad humana, pero que a la vez nos enlaza con una fuerza superior e inexplicable representada por un Supremo Hacedor.
Otuzco, entonces, se encomendó a la Virgen del Puerta para pedir protección, y afirman los entendidos que la intercesión mariana alejó cualquier atisbo de violencia.
Los humildes pobladores del ande cuentan que fue como si uno de los bellos mantos de la dama celestial, hubiera envuelto a la ciudad prodigándole inmunidad absoluta ante los inminentes ataques de despiadados corsarios.
De esta manera nació el cariño de Otuzco hacia su “mamita”, considerada también por sus devotos como Reina de la Paz Universal, y en cuyo honor se organiza una cálida festividad declarada Patrimonio Cultural de la Nación.
Otuzco comparte su fe
La fe que mueve montañas logró que el tiempo y la distancia no desvaloricen el homenaje andino que cada vez se hace más universal.
Por ello se calcula en cerca de 100 mil a las personas que copan calles y plazas otuzcanas durante la festividad de la Virgen de la Puerta del mes de diciembre, y otra muchedumbre la recibe con devoción cuando se decide su peregrinación a Trujillo.
Precisamente el anuncio de una pronta llegada de la “mamita” a la otrora ciudad primaveral, ahora agobiada por el intenso frío del invierno, ha generado gran expectativa entre los fieles, quienes ya preparan flores y cánticos para la intercesora celestial.
La visita, anunciada por el arzobispado de Trujillo, está programada para el próximo 3 de agosto y se extenderá hasta el día 11 el mismo mes, dando a los creyentes la oportunidad de orar ante la imagen que embellece el santuario edificado en la provincia de Otuzco.
El Año de la Fe se presenta como el marco ideal para la sétima llegada de la preciosa efigie de 1 metros y 5 centímetros que encandila los corazones e ilumina el espíritu de los trujillanos, y que ahora también se aprecia en la Basílica de la Anunciación de Israel, demostrando el alcance internacional de la advocación.
Para evitar brotes de violencia como los registrados hace 3 años, las autoridades eclesiásticas coordinan acciones con la Policía Nacional e invocan para que el orden y la armonía se hagan presentes durante la esperada llegada.
Se trata, sin duda, de una buena noticia. La Reina de la Paz Universal, con esa mirada tierna de madre y sencilla como ella sola, protagonista para los creyentes del acontecimiento más importante de la historia, viene a Trujillo.
Aquí, la “mamita” podrá escuchar las plegarias de una sociedad convulsionada, confundida en sus limitaciones y que parece requerir de un urgente prodigio divino para poder vivir en paz.
Por: Jorge Rodríguez
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