La zariguella es la expresión del arte milenario en Lambayeque

Hace 4 500 años el hombre lambayecano ya demostraba su capacidad artística. Los hallazgos arqueológicos -tras las excavaciones realizadas por Ignacio Alva Meneses- en el sector de Ventarrón, en el distrito chiclayano de Pomalca, así lo demuestran. En esa zona, se ha encontrado la expresión del arte en alto relieve y el mural bicolor más antiguo de América.

Alva señala que la figura en alto relieve es una zarigüeya, animalito ahora conocido gracias a los dibujos de la serie animada La Era del Hielo. En Ventarrón, la zariguella en relieve mural está asociada a un fogón decorado con dos peces y una banqueta, donde se habría sentado el primer gobernante del norte peruano.

La estructura de abobe de barro es un templo, es el primigenio de la cultura peruana en el norte del Perú, levantado en lo más alto del cerro Ventarrón –de donde toma su nombre- y desde donde se ejerció el culto al fuego y el poder del grupo social de ese entonces.
 
La zariguella de 29 centímetros de alto por 24 de ancho está ubicada en la pared que hace de fondo del recinto, al costado como hemos dicho, una banqueta semicircular, donde se sentó el primer gobernante de Lambayeque. El alto relieve representa a un animal de hocico largo y abierto, orejas puntiagudas, cola pronunciada, garra prensil y una incisión sobre el abdomen a manera de bolsa.

“La zarigüeya está asociada al fuego, es una especie de Prometeo, del héroe civilizador que roba el fuego del inframundo y lo entrega al hombre y así se origina la civilización” explicó el joven arqueólogo.
 
Las excavaciones han permitido determinar que el templo tuvo en su primera época un complejo discurso simbólico, en el cual se articula la idea del origen del dominio del fuego, del inicio de la civilización con la zarigüeya y del hombre encargado de mantener el fuego y el culto.

Alva Meneses, quien recibiera el año pasado el Premio Integración de RPP Noticias, indica que en Ventarrón el fuego está relacionado al mar donde se incineran las conchas, y que asciende al cielo, cumpliéndose así el ciclo de reciprocidad.

“El hombre cosecha, pesca, hace redes con algodón, incinera las conchas que son los seres primigenios: el origen de la vida, y los devuelve al cielo de donde viene todo”.

El joven arqueólogo indica que Ventarrón supera en arte a la ciudadela sagrada de Caral, ubicada en Barranca, considerada la civilización más antigua de América.

Meneses enfatiza que en la ciudadela Caral se observa un patrón arquitectónico repetitivo mientras que en Ventarrón la iconografía y el arte son novedosos y variados, lo que implica que nuestros antepasados manejaban, a diferencia de Caral, la comunicación con fluidez, por lo que se les considera los primeros comunicadores de elevada calidad en Perú.

Por Juan César Cabrejos

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