Marina Castillo: ´Señor Presidente, no más muertes en el VRAE´

“Que no haya más muertos en el VRAE, los soldados no están bien protegidos. Señor presidente Ollanta Humala proteja a estos padres que por su trabajo abandonaron a sus familias”, este es el clamor de Marina Castillo, esposa del suboficial cusqueño Valentín Huanca Huillca, quien, este jueves, en medio de dramáticas escenas de dolor recibió el cuerpo inerte de su compañero de vida asesinado por un francotirador en Mazángaro, distrito de San Martín de Pangoa, provincia de Satipo (Junín).

Fueron testigos de su inmensa tristeza, no solo los mandos de la Quinta Brigada de Montaña, sino sus compañeros que lo saludaron empuñando las armas en el aeropuerto Alejandro Velasco Astete del Cusco. La madre de Valentín Huanca, Honorata Huillca Cañahuire y su hermana Lucila, a pesar de que quisieron templar su corazón, derramaron inevitablemente gruesas lágrimas.

“Que se haga justicia. Yo soy de una familia honrada y humilde y mi esposo me ha dejado sola con una hija. Pido que lo reconozcan como un héroe. Él ha muerto en combate, en una base. Señor Ollanta Humala recuerde que usted también ha sido un suboficial del ejército como él”.

“Mi hija tiene cuatro años y ha quedado huérfana, yo no tengo un trabajo fijo. Él se fue al Valle del Río Apurímac y Ene desde enero, pensé que volvería tras cumplir su servicio, pero no imaginé lo que iba a pasar”.

Estas quizás sean las frases entrecortadas y simbólicas que guardan ahogadas, como un nudo en la garganta, todas aquellas madres, esposas e hijas que perdieron en estas últimas semanas a sus familiares en la selva convenciana así como en Junín.

Igual sentimiento tal vez albergan en los parajes más recónditos de nuestro país, las mujeres que vieron caer durante décadas a los padres de sus hijos, en medio de la violencia política.

Valentín Huanca Huillca nació en Huaro, provincia cusqueña de Quispicanchi, en medio de la extrema pobreza. A la edad de 8 años se fue a vivir al hogar de un exfiscal. Ahí crecio -según menciona su esposa- cultivando los principios y valores, que hicieron de él un hombre de bien.

Sus amigos lo recuerdan como un niño alegre y muy divertido. Su madre, la biológica Honorata Huillca, natural de la comunidad de Qatqapampa, en medio de los sollozos y en idioma quechua,  recuerda que su hijo le había prometido comprar una casa.

Su viuda, Marina Castillo, la madre de su hija de 4 años, este segundo domingo de mayo, recordará a Valentín Huanca Huillca en su última llamada, cuando él, quizás presintiendo su partida, la llamó por teléfono para adelantarle una felicitación por el Día de la Madre.

“Yo conversé con mi esposo y me felicitó por el Día de la Madre, habló con mi hija; y después de dos horas me comunicaron que había muerto. No podía creerlo”, finalizó mirando el horizonte incierto.

Esta joven mujer de 38 años a partir de hoy será padre y madre de la tierna Xiomara, una pequeñiita que aún no sabe que su papito partió el último martes en un largo viaje que no tendrá retorno.

Por: Adelayda Letona

Lea más noticias de la región Cusco