Otto Guibovich, excomandante del Ejército, detalló que entre 2001 y 2007 no se ejecutaron operativos militares en VRAE, lo cual permitió que Sendero Luminoso se ´regenere´.
Tras la trágica muerte de la capitana Nancy Flores Páucar, el jueves último cuando su helicóptero sufrió el ataque de un grupo terrorista en circunstancias que sobrevolaba el sector de Lagunas, distrito de Echarate, como parte de las operaciones de búsqueda de los trabajadores de empresas contratistas de Camisea que fueron secuestrados, el excomandante general del Ejército, Otto Guibovich, explicó que los últimos sucesos deleznables que se registran en La Convención (Cusco) se produce por el fortalecimiento de vínculo que logró fundar Sendero Luminoso con la población dedicada al cultivo de coca.
El militar en retiro explicó que, la desarticulación del Servicio de Inteligencia, la carencia de equipos militares modernos, el abandono de operativos en zonas sensibles y la reducción del presupuesto en pro de la lucha contra el terrorismo son variables que determinaron el acercamiento y posterior vínculo entre Sendero Luminoso y la población dedicada al cultivo de coca.
“Por una decisión política se recorta los presupuestos en casi el 25% en el 2001. En consecuencia, se reduce la cantidad de bases militares en el VRAE y, al reducirlos, se da libertad de movimiento y acción a los grupos terroristas; ellos establecen vínculos con el narcotráfico y establecen una alianza. Además, en esta zona hay una enorme población vinculada al cultivo de la coca, y, por primera vez, Sendero Luminoso está teniendo una base logística y social peligrosa que no la tuvo ni en los años 80 y 90”, dijo en el programa La voz y la mesa, de RPP TV.
Guibovich, también, detalló que entre 2001 y 2007 no se ejecutaron operativos militares en el Valle del Río Apurímac y Ene (VRAE) por las razones referidas, lo cual permitió que la columna terrorista realice maniobras para “regenerarse”.
Refirió que tras el éxito de 1992 contra del terrorismo, el Estado se alejó completamente de la población afectada en Ayacucho y Huancavelica, imposibilitando la “consolidación” del proceso de pacificación; es decir, la búsqueda de la reconstrucción y reconocimiento social de las víctimas; y, al no hacerlo, Sendero Luminoso llenó el vació.
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