Junto con las cábalas y expresiones de afecto propios de esta celebración especial, los peruanos hicieron gala de su preferencia por las prendas de color amarillo.
Confundidos entre abrazos y buenos deseos, haciendo un brindis por un nuevo año con mayores satisfacciones respecto al que se va, vestidos con prendas amarillas y poniendo en práctica las tradicionales cábalas para atraer la buena suerte, los peruanos recibieron alegres el 2011.
La celebración llegó a su clímax justo cuando los relojes marcaban la medianoche y la oscuridad del cielo se ilumina con ráfagas de fuegos artificiales que parecen interminables, y los medios audiovisuales confirman el inicio del Año Nuevo.
De inmediato se pusieron en práctica las célebres cábalas como la ingesta de las doce uvas y una copa de champán, con el deseo silencioso de tener bienestar y éxito los doce meses del nuevo año.
Otros prefirieron salir de casa con una maleta y recorrer varias cuadras con el deseo de que ello se traduzca en viajes, por lo general al extranjero, a lo largo del nuevo año.
Lanzar monedas, menestras, cereales o limones por toda la casa, con el propósito de que para en el 2011 llegue la prosperidad económica o se supere la ya alcanzada, fue otra cábala muy tradicional en las familias peruanas.
Previo al inicio del Año Nuevo algunas personas se dieron un “baño de florecimiento” con una mezcla de esencia de flores, perfumes, hojas de ruda y otras plantas a las que se atribuyen la cualidad de ahuyentar la mala suerte y cargar de buena energía a la persona, con el fin de recibir con la mejor “buena vibra” en el 2011.
Junto con las cábalas y expresiones de afecto propios de esta celebración especial, los peruanos hicieron gala de su preferencia por las prendas de color amarillo, entre las de uso interior (como trusas, brasieres y bividís) y las de uso exterior (pantalones, camisas, blusas y polos) que se complementan con lentes, sombreros, silbatos, cotillón, globos y confite del mismo color.
Los que se encontraban de campamento en la playa o el campo vivieron, sin duda, una experiencia inolvidable en escenarios naturales en las que el mar y las montañas son la mejor expresión de buena carga energética y renovación espiritual.
La música, en sus más variados géneros y las canciones de moda marcaron también a esta celebración en la que se espera que no se abuse del consumo de bebidas alcohólicas para evitar accidentes lamentables y amanecer sin la terrible “resaca” que no deja disfrutar plenamente el primer día del 2011 con los seres queridos.
Andina
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