El huanuqueño Serapio Marcos Veramendi Príncipe, desconoció su confesión ante la Policía. Según recuerda, agentes le dieron de beber un vaso de gaseosa, que le produjo mareos.
"Después de hacerme tomar esto, me han hecho hablar. No recuerdo lo que he hablado, nunca he tenido problemas, yo soy un pobre. No tengo casa", declaró el huanuqueño Serapio Marcos Veramendi Príncipe, acusado de ser un presunto "pishtacos" y por lo cual permanece recluido desde hace 20 días en el penal Miguel Castro Castro.
El sindicado criminal en declaraciones a un noticiario matutino, desconoció su confesión ante la Policía y aseguró que fue drogado antes de hacerla. Según recuerda, agentes le dieron de beber un vaso de gaseosa, que le produjo mareos.
Según la denuncia de policial, la cual ahora se cuestiona su veracidad, Veramendi Príncipe integraba la banda de "pishtacos" que secuestraban a sus víctimas, las asesinaban para luego extraerles la grasa y vender a US$15 mil el litro.
El recluso reveló además que en el momento de su detención y durante los interrogatorios fue sometido a torturas, e incluso dice temer por su vida.
Asimismo, contó que el pasado miércoles 9 de diciembre de 2009, tres policías ingresaron a su celda y le hicieron una serie de ofrecimientos a cambio de aceptar su culpabilidad.
"Cuando han venido los "Dirincris" (policías de la Dirección de Investigación Criminal), me han dicho que colabore y que firme un documento (...) Me decían que me iban sacar mi documento a otro país, que me iban a comprar mi casa y que me iban a mandar a otro sitio porque acá (la prisión) me pueden matar", expresó.
El sindicado criminal en declaraciones a un noticiario matutino, desconoció su confesión ante la Policía y aseguró que fue drogado antes de hacerla. Según recuerda, agentes le dieron de beber un vaso de gaseosa, que le produjo mareos.
Según la denuncia de policial, la cual ahora se cuestiona su veracidad, Veramendi Príncipe integraba la banda de "pishtacos" que secuestraban a sus víctimas, las asesinaban para luego extraerles la grasa y vender a US$15 mil el litro.
El recluso reveló además que en el momento de su detención y durante los interrogatorios fue sometido a torturas, e incluso dice temer por su vida.
Asimismo, contó que el pasado miércoles 9 de diciembre de 2009, tres policías ingresaron a su celda y le hicieron una serie de ofrecimientos a cambio de aceptar su culpabilidad.
"Cuando han venido los "Dirincris" (policías de la Dirección de Investigación Criminal), me han dicho que colabore y que firme un documento (...) Me decían que me iban sacar mi documento a otro país, que me iban a comprar mi casa y que me iban a mandar a otro sitio porque acá (la prisión) me pueden matar", expresó.
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