Con motivo de conmemorarse este sábado el Día Mundial del Folclor, los puneños darán a conocer al mundo que dicha danza se cultiva desde hace muchos años en el Perú.
La Federación Regional de Folclor y Cultura de Puno organiza un gran pasacalle de diabladas para este sábado 22, Día Mundial del Folclor, con el fin de defender la autenticidad de esta danza y dar a conocer al mundo que dicha expresión cultural se practica y se cultiva desde hace muchos años en el departamento altiplánico.
Yenny Silva Quispe, directora de la institución, precisó que el certamen se realizará en el centro de la ciudad de Puno, donde las agrupaciones se movilizarán por las principales calles haciendo derroche de alegría y cultura.
"Hasta el momento tenemos confirmadas diez agrupaciones de diabladas y también van a participar sicuris y se está viendo la posibilidad de que participen agrupaciones folclóricas de colegios e instituciones públicas, entre otros", dijo al señalar que este jueves se tendrá el número oficial de participantes.
Esta iniciativa surgió tras la acusación que hiciera el gobierno de Bolivia a la Miss Perú Universo, Karen Schwarz, de "apropiación de patrimonio cultural", al lucir en el concurso de Miss Universo un traje inspirado en la danza de la diablada.
"Con este pasacalle queremos respaldar a nuestra representante peruana y dar a conocer al mundo de que la diablada también le pertenece a Puno, y qué mejor que escoger el Día Mundial del Folclore para dar a conocer nuestra cultura", dijo Silva a la agencia Andina.
Recordó que esta festividad fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación mediante Resolución Directoral Nº 655/INC el 2 de septiembre de 2003, y rinde homenaje a la Virgen de la Candelaria, llamada también "Mamacha Candelaria", "Mamita Canticha" o "Mamá Candi", patrona de la ciudad de Puno.
En tanto, el historiador puneño José Morales Serruto dijo que el origen de la diablada se remonta a 1576 con la llegada de la orden de los padres jesuitas a la ciudad de Juli, capital de la provincia puneña de Chucuito.
"La diablada altiplánica tuvo sus orígenes en la visión jesuita de Juli a orillas del milenario lago Titicaca, en Puno, en el siglo XVI, desde donde se va expandiendo a varias zonas del atiplano de El Collao, siendo conservada en la ciudad de Puno en sus principios con los sicuris del barrio de Mañazo, en honor a la "Mamita Candelaria"", dijo.
En ese sentido dijo que es fácil de deducir que esta danza, desde Juli, se propagó a todo el altiplano para llegar muchos años después a Oruro (Bolivia), donde ganó y alcanzó un importante prestigio y mitificación, y su influencia igual se extendió por toda América Latina para ser conocida hoy como la diablada.
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