Suboficiales, que resultaron con serias lesiones, contaron que entre 30 ó 40 terroristas los emboscaron con explosivos y ráfagas de metralleta, haciéndolos salir disparados por los aires.
Tres suboficiales del Ejército que sobrevivieron a la emboscada terrorista ocurrida cuando se dirigían a un colegio de la zona de Choquetira, en el Cusco, contaron detalles de lo que vivieron el pasado sábado 4 de junio, tras el ataque que dejó cinco militares muertos.
“Nos dirigíamos a pie a un colegio de la zona de Choquetira para garantizar la seguridad y el orden en las elecciones, cuando a dos horas de camino fuimos emboscados con explosivos y ráfagas de metralleta”, narróel suboficial EP Edwar Coronado Huamán, de 34 años.
“Salimos disparados por los aires y abrieron fuego para rematarnos. Pero repelimos la emboscada terrorista, por eso no nos robaron el armamento”, dijo en entrevista al diario La República.
Según señala el rotativo, los senderistas sabían que la patrulla en que viajaban los militares pasarían por ese camino, porque momentos antes del ataque una pareja de pobladores recorrió el paso pero no tuvo problemas. Sin embargo, los efectivos sí fueron víctimas de las minas antipersonales colocadas en el sendero. Esa era la segunda vez que recorrían por ese lugar.
Asimismo, el medio refiere que los militares no transportaban material electoral, como se dijo en un primer momento, sino que los fallecidos Huilber Ángeles, Rusber Albán y Zósimo Cuyo portaban un lanzagranadas MGI, un fusil de largo alcance y un equipo de comunicaciones. Material que los terroristas no pudieron arrebatar a los efectivos caídos.
Por su parte, el suboficial de tercera Wildo Cárdenas Aguilar, que también logró salir vivo de la emboscada, contó cómo la patrulla consiguió que los senderistas no remataran a los heridos ni confiscaran el armamento.
“Esta vez los terroristas no pudieron robarnos armas porque respondimos con todo. Mi compañero (Régulo) Cruz (Bocanegra) y yo logramos ayudar al resto de la patrulla, porque la carga explosiva hizo volar a todos. Les grité que no soltaran sus armas y siguiéramos disparando, y así fue”, dijo Cárdenas. “Pero al mismo tiempo me sentí impotente de no poder salvar la vida de mis compañeros heridos”, contó.
“Yo creo que eran como 30 ó 40 terroristas porque nos atacaron de ambos lados”, señaló el suboficial Luis Atapáucar Maquera, quien presenta serias lesiones tras la asonada.
Indicó que el jefe de la dotación, capitán EP Juan Medina cayó al precipicio y perdió el conocimiento tras la explosión de los explosivos. “El fuego le ha quemado el rostro y no puede ver. Su estado es muy delicado”, apuntó.
Fuentes del Hospital Central Militar dijeron a La República que el capitán Medina se encuentra en el pabellón de cirugía con pronóstico reservado.
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