Una obra municipal ha desatado la polémica en Trujillo, pues la estatua será reubicada para construir una obra vial.
Víctor Raúl Haya de la Torre, hijo predilecto de Trujillo, no necesita tanta presentación, quizá, basta decir que fue considerado el intelectual, pensador y político del milenio pasado; en el mismo nivel de nuestro héroe nacional Miguel Grau.
La figura de Víctor Raúl Haya de la Torre perennizada en una efigie que se luce en el óvalo del mismo nombre fue diseñada y colocada en febrero de 1995, al celebrarse el primer centenario de su nacimiento.
En la imagen se aprecia al ideólogo aprista levantando curiosamente la mano derecha pese a que él tradicionalmente levantaba la mano izquierda que simboliza su ideología de izquierda moderada del partido que fundara. Se sabe que el monumento fue donado con ese detalle que no pudo ser rechazado y considerado una ocurrencia del artista encargado.
Por ese entonces, el alcalde José Murgia, otro líder eterno del APRA en Trujillo, decidió instalar el monumento en su flamante obra de un puente peatonal, que también a mediados de los noventa recibió las críticas por ser considerado un elefante blanco, donde pocos peatones se atrevían a cruzarlo por ser considerada un lugar peligroso en la ciudad.
Lo que es hoy el actual óvalo Víctor Raúl, también conocido como “Mansiche” o “Cocacola”; fue antiguamente denominada “Grama Jorge Chávez”, uno de los escenarios de la revolución de Trujillo de 1932 donde fueron fusilados muchos apristas y trujillanos durante el gobierno de Luis Sánchez Cerro. Por tal razón, ese lugar fue escogido para instalar ese monumento.
En la actualidad, esa estatua ha causado polémica por la puesta en marcha de una obra que busca cambiar el rostro de aquel óvalo, un proyecto vial a través de un by pass que se estiman se invertirán casi 27 millones de soles.
El alcalde César Acuña, conocido por sus intenciones presidenciales y dirigir la ciudad unos cuantos días a la semana, tiene en su palmarés político derrotar al APRA. A través de su cuenta en Twitter dijo “Admiro a Víctor Raúl Haya de la Torre por sus ideales, por eso su monumento del óvalo Mansiche será reubicado a un lugar especial”.
Los apristas han respondido como es su tradición, con fuerza, exageración y según su postura exigiendo respeto por lo que significa Haya de la Torre. Ya amenazan movilizaciones por la ciudad por evitar que retiren la imagen de su líder histórico.
Sin embargo, Víctor Raúl cuando muere fue olvidado por sus defensores. Fue sepultado en el viejo cementerio de Miraflores de Trujillo en un mausoleo prestado por la familia Burméster, sin concretarse -según antiguas voces apristas- el proyecto de Parque Indoamericano en la avenida España, donde se instalaría un gran museo.
Apristas y acuñistas han polarizado la política trujillana en los últimos años y de mala forma. Como ciudadano de a pie consideramos que toda obra municipal de gran impacto merece la atención debida, el by pass tendrá impacto visual y se espera modernice la circulación vial en el noroeste de Trujillo.
Víctor Raúl Haya de la Torre es mucho más que un monumento y más aún si este tiene levantado la mano derecha, la que nunca levantó en sus magnánimos discursos, quien sabe debería recordárselo de otra forma mucho más activa y civilizada.
Por: Davinton Castillo
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